Ayer el pueblo habló en las urnas y hoy hay que empezar a pensar en repartir ministerios. Más de uno estará esperando la llamada del futuro presidente para formar parte de su equipo ministerial, otros habrá que le darán una llamadita para preguntarle “¿qué hay de lo mío?” o pedirán el turrón (1) usando una expresión ya en desuso pero que hay que emplear para entender el significado de la imagen destacada de este post. ¡Ayyy! es que ser Ministro es muy importante, no solo es el cargo y sus gajes, es el rango y el puesto que se ocupa en el listado de autoridades del Real Decreto 2099/83 ¡y es que para el protocolo no es lo mismo ser Ministro que Director General! ¿Verdad?
Imagino al futuro Sr. Presidente del Gobierno intentando componer el puzzle de su futuro gabinete … ¡y me asusto un poco! Nada como mirar al pasado para ver y comparar (sin asustarse). De los ministros escribía Ignacio de Castilla en 1851 en el libro “Los españoles pintados por sí mismos” (hace poco más de un mes usamos ese mismo libro para hablar de Diputados y Senadores) del que me he permitido la licencia de extraer algunos párrafos y ponerles un título.
Así retrataba el autor a los ministros (me van a perdonar pero yo leo cosas que me suenan y no me extrañan lo más mínimo):
Se busca ministro
Para los que piensan que ser ministro requiere unas especiales cualidades y altas capacidades para el desempeño de tan alta posición, siento desencantarles. La mejor cualidad que a la vez es una extraordinaria capacidad es la de saber venderse. Es hoy y era hace 170 años, cuando apareció el libro “Los españoles retratados por sí mismos”, y si no lean ustedes:
“Cualquiera persona de mediano juicio, pero que no esté al corriente de la crónica ministerial, creerá que son muy pocos los que hayan obtenido tan elevado puesto. [El cual] debería ser siempre otorgado al talento probado, a los eminentes servicios y al mérito indisputable, cualidades que no son muy comunes en la época presente. (…) los que de tal manera piensan, ignoran sin duda que este es el país de las reputaciones usurpadas, y donde más se equivoca la osadía con talento”
Que no le den gato por ministro
Esos curricula vitarum que no pasan la prueba del algodón, pero que dan mucho relumbrón. Confieso que a mí me han dado gato por ministro o ministra … ¡demasiadas veces! Hacer esos amaños “curriculeros” parece no ser cosa de la España actual:
“Nada es más fácil aquí, que pasar por hombre de gran capacidad, a pocos esfuerzos que se empleen para conseguirlo. Con saber un par de idiomas, particularmente el francés y aprender de memoria varios párrafos de las buenas obras que se publican en el extranjero, emitiéndolos después magistralmente y como propios en cuantas ocasiones de lucir se presten; cuidando de hablar siempre ahuecando la voz, usando expresiones rebuscadas (…) y dando a los discursos esa entonación peculiar de nuestros aspirantes a grandes hombres, se logra muy en breve esa fama de talento que, pasando de boca en boca, crece y se abulta como un terrón de nieve desprendido de la cúspide de una montaña […]”
El ministro jubileta
La carrera de ministro dura menos que la de deportista, así que hay que buscarse una buena jubilación, un “puestecito” en uno o varios consejos de administración, por ejemplo. Hay que mantener el estatus:
«En los tiempos que alcanzamos no han menester cesantías para para con holgura el resto de sus días los que una vez han sido ministros: la bolsa, los contratos y otros enjuagues les proporcionan una fortuna que basta para que vivan sin sobresalto, y aún a muchos de ellos para que gasten coche y fabriquen casas que no hay más que ver […]
A fin de cuentas ¿qué hace un ministro?
Echando un vistazo a la hemeroteca podemos seguir el trabajo día a día de miembros y “miembras” de distintos gobiernos ¡¡y nos caen lágrimas como puños!!.
«Sacase pues en consecuencia, que no hay nada más apetecible (…) que ser Ministro (…) en este país, y que el que no pone de su parte para llegar a tan alto puesto, es un simple o tiene muy mala idea de sí mismo […]
Con saber esto: hacerse el distraído de vez en cuando, aparentar ocupaciones frecuentes e importantísimas, aunque no produzcan ningún resultado, despedir a las gentes antes de que ellas lo hagan con un adiós protector, se llena a las mis maravillas el papel de Ministro, ínterin no están abiertas las Cortes. Durante la legislatura es necesario además tener una paciencia a prueba de interpelaciones (…); ser muy osado y charlar como una cotorra”
El día que acceder a un ministerio sea por mérito, liderazgo y capacidad de gestión y no una recompensa por favores políticos (no una respuesta al «¿qué hay de lo mío?») los gobiernos ganarán credibilidad y los ciudadanos salud (estar constantemente enfadado con la clase política perjudica el hígado).
Fuente del texto: «Los españoles pintados por sí mismos» (1851) Disponible en la Biblioteca Digital Hispánica de la Biblioteca Nacional de España.
Fuente de la imagen destacada: La Flaca (revista de sátira política) que pueden encontrar en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
Turrón: además del dulce navideño tiene otro significado -coloquial, irónico y poco usado- que recoge el diccionario de la lengua: 3. m.irón.coloq.p. us. Destino público o beneficio que se obtiene del Estado.
Este artículo lo escribo el 30 de septiembre de 2019 y se publicará el 11N
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