El título de la entrada de hoy es fruto de mi imaginación, pero podría haber sido pronunciado cualquiera de las reinas consortes de España del siglo XVIII-XIX dirigiéndose a sus esposos, por lo que el Fernando que va entre corchetes lo podríamos sustituir por Felipe, Luis o Carlos. Y es que los reyes de antaño también se iban de veraneo pero antes de partir había que recoger los bártulos del lugar en el que se encontraban que, en primavera, solía ser Aranjuez.
Acaba de finalizar la primavera y llega el verano a Aranjuez y en breve esto será un horno. La primavera ha sido genial, húmeda, fresca, el aire limpio, las plantas exuberantes, los días son más largos, se pueden dar largos paseos … esto es el Paraíso, y así lo verían los reyes cuando pasaban aquí esta época del año.
Al llegar el calor la corte se trasladaba a lugares más frescos, como El Escorial o La Granja y los divertimentos de Aranjuez quedaban en la memoria hasta el año siguiente. Había que hacer la maleta y preparar el traslado, por eso he puesto en boca de las reinas la frase que sirve de título a la entrada de esta semana. Realmente pensaba en Bárbara de Braganza y Fernando VI, ya que en las pinturas de Battaglioli y Joli son ellos los que aparecen disfrutando de Aranjuez y su paisaje. Para completar la imagen he elegido dos cuadros de ellos, jóvenes e idealizadamente bellos, para que todo quede bonito, bonito.
¿Qué habían hecho en Aranjuez? Básicamente pasarlo bien. Además de paseos por los jardines, fuegos artificiales, conciertos y representaciones teatrales, en Aranjuez se disfrutaba del río que se convertía en el escenario perfecto para paseos en barca y espectáculos variados. Recojo a continuación un párrafo del libro “Descripción histórica del Real Bosque y Casa de Aranjuez” de Juan Antonio Álvarez de Quindós y Baena (1804).
“El día de San Fernando de 1752 fue igualmente célebre que el año anterior. Se habían construido aquí una fragata de remos y dos jabeques, que se aparejaron, pertrecharon y equiparon con la mayor propiedad, habiéndose traído de Cartagena la marinería necesaria para sus maniobras y para el uso de la artillería que montaban, y consistía en diez y seis cañones la fragata, y en doce cada uno de los jabeques, todos de bronce. Se puso a la fragata el nombre de San Fernando y Santa Bárbara. Tenía su costado dorado de popa a proa, y tres cofas de mayor, trinquete y mesana, empavesadas con rica tela de oro, guarnecida con galón y fleco de plata (…) Correspondían con igual primor los de los jabeques, que se distinguían el primero con el nombre de Orfeo, y el segundo con el de Tajo, y las respectivas insignias de la alusión de uno y otro.
Las tripulaciones de todas vestidas según su profesión, con tanto gusto como magnificencia, daban el último realce al lucimiento de la escuadra. Estas tres embarcaciones se situaron el citado día 30 a las seis de la mañana en el río Tajo, y paraje que las pudiese descubrir el Rey, luego que se asomase a los balcones de su palacio. No tenía S.M. noticia de este armamento, habiéndose dispuesto con esta precaución de orden de la Reina, para que con la sorpresa causase mayor satisfacción.
Hecha la señal para que se acercasen a palacio, lo ejecutaron con la mayor prontitud, llevando la vanguardia la fragata, que al paso saludó a S.M. primero con la voz siete veces, y después con quince cañonazos, y quedó amarrada donde había de permanecer. Lo mismo practicaron los jabeques sucesivamente. Siguió la música de las tres embarcaciones y a la una del día pusieron todas sus toldos.
A las seis bajaron los Reyes al jardín acompañados del Infante cardenal, y pasaron a ver de más cerca las embarcaciones; las cuales con este motivo repitieron el saludo a la voz, e hicieron una salva general con toda la artillería; lo que repitieron al volver SS.MM. del paseo”.
“Descripción histórica del Real Bosque y Casa de Aranjuez” de Juan Antonio Álvarez de Quindós y Baena (1804).
Por la noche, fuegos artificiales y miles de luces alumbraban el Palacio, el Jardín y sus inmediaciones, también el río aparecía iluminado y todo lo que en él flotaba “Formaba así toda ella el más delicioso objeto que puede ofrecerse a la vista, dándole el último punto de perfección la fragata y jabeques, que igualmente estaban iluminados, así como el puente de Barcas, con tan vistosa correspondencia en el agua por la reverberación de las luces, que parecía un volcán toda aquella parte del río (…) Se dio fin a la celebridad del día con una descarga general de artillería de las tres embarcaciones”
¿Qué no hay protocolo aquí? Si que lo hay, si y también ceremonial, como no podía ser menos cuando estaban celebrando la onomástica del rey. Honores de ordenanza, saludos a la voz y al cañón, todo muy protocolario. Pero sobre todo hay mucha producción de eventos ¿no creen?.
Este blog, haciendo caso a la reina, esta semana recogerá los bártulos para irse de vacaciones. Volveremos en septiembre, cuando el clima sea más propicio. Eso si, no nos vamos a los palacios de verano, como podían hacer los reyes, nos quedamos aquí, en Aranjuez, disfrutando de sus jardines y su río, preparando la próxima temporada del blog.
¡¡Buenas vacaciones familia protocolera!!