La semana pasada hablábamos en este blog de alguna de las habilidades blandas o soft skills que quien se dedicase a protocolo y organización de eventos debería poner al día si quería cambiar de trabajo. Hacíamos referencia a cualidades como: la comunicación, la capacidad de trabajar en equipo, la motivación, el liderazgo o la negociación. Hoy le toca al turno a las habilidades duras o hard skills, las que dan cuenta de la destreza, la desenvoltura, la soltura, la pericia o la precisión con la que realizamos nuestro trabajo. Tanto las habilidades blandas como las duras son necesarias para que un protocolero haga su trabajo y ambas fueron tema de conversación ayer en Europea Radio.
¿Qué son las habilidades duras?
Las habilidades duras son técnicas que necesitan tanto del conocimiento teórico como de la experiencia práctica. La teoría la adquirimos mediante la formación; a través de ella obtenemos una serie de conocimientos sobre nuestra profesión y las situaciones en las que tendremos que aplicar esos conocimientos. La experiencia práctica se adquiere mediante el ejercicio de la profesión, enfrentándose a aquellas situaciones para las que nos preparamos cuando estudiábamos la teoría y otras similares que seguro surgirán en el día a día de nuestro trabajo. Mediante la práctica debemos ser capaces de buscar la forma más simple de solucionarlas.
A través de la experiencia práctica se aplican los conocimientos aprendidos en la teoría a la vez que se adquieren nuevos conocimientos y así nos vamos formando como profesionales. Cuando llegamos a nuestro primer trabajo de formación teórica tenemos un 100% y de experiencia práctica un 0% (cuando acabé la carrera de Derecho sabía qué era un impuesto, un obligado tributario, un sujeto pasivo o una base imponible, pero jamás había confeccionado una declaración de la renta). Conforme se va desarrollando la carrera profesional, la práctica va creciendo e incluso superando a la formación teórica, pero no debemos quedarnos solo en la parte práctica porque hay que seguir formándose a nivel teórico durante toda la vida.
¿Qué habilidades duras necesita tener un profesional de protocolo y eventos?
El listado de habilidades duras que figura a continuación se incluye a título indicativo, seguro que hay muchas más pero de estas hablamos ayer en la radio las cinco personas que participamos en el programa.
- Formación específica para el puesto de trabajo que se quiere ocupar. ¿A que no dejas que te opere un cirujano que no tiene su título en medicina y sus años de práctica? Pues en protocolo es lo mismo. Una formación de base es absolutamente necesaria, ya sea de grado o postgrado.
- Conocimientos de informática y manejo de programas como Word, Excel, Power Point y Access. No se puede trabajar en un departamento de protocolo sin saber redactar una carta o un informe en Word, hacer una tabla de Excel, una presentación de Power Point o una base de datos de Access (o programas similares: procesador de textos, hoja de cálculo, programa para hacer presentaciones y bases de datos). Son fundamentales para nuestro trabajo. Tanto cuando nos estamos formando como en el ejercicio de la profesión, los conocimientos de informática son absolutamente necesarios. Hace unos años un alumno de postgrado entregó un trabajo redactado a mano, porque él se estaba preparando para jefe de protocolo, por lo que no veía necesario tener conocimientos de algo que harían los que iban a trabajar para él (me guardo el improperio que le solté a la criatura).
- Buena expresión oral y escrita. También fundamental, hay que saber hablar con corrección y redactar correctamente sin faltas de ortografía. Afortunadamente en la parte de expresión oral cada vez hay más centros de formación a todos los niveles que les piden a los alumnos que hagan presentaciones orales de su trabajo, para perder el miedo escénico y saber hablar de lo que se sabe. La expresión escrita, desgraciadamente, se cuida cada vez menos.
Acostumbrados a los 280 caracteres de un tweet y el empleo de abreviaturas que incluyen faltas de ortografía, la redacción de textos largos se ha resentido. Hace algún tiempo en la corrección de un trabajo fin de grado empezamos a leer uno que solo en la primera página tenía 7 errores ortográficos, si multiplicamos por las 120 hojas del texto completo se pueden hacer ustedes una idea. El autor le restó importancia al hecho diciendo que “lo importante es el contenido, y, si se entiende, las faltas no pueden suponer un suspenso”. En esa respuesta le fallaron tanto las habilidades duras como las blandas de un futuro profesional.
- Dominio de, al menos, una lengua extranjera. La globalización ha hecho del sector de protocolo y eventos un espacio en el que interactúan personas de distintos países por lo que hablar una lengua como el inglés es absolutamente necesario. Y no es solo “chapurrear” hay que dominar la lengua tanto a nivel oral como escrito.
- Saber gestionar proyectos, personas y presupuestos. Un evento es un proyecto y la gestión integral del mismo requiere conocer las herramientas que ayudan a llevarlo a buen fin de una forma eficaz: gestionando tiempos, distribuyendo tareas entre las personas que componen su equipo de trabajo y valorando económicamente cada una de las fases por las que pasa la organización de un evento.
- Conocimiento de la legislación aplicable tanto en materia de protocolo como la específica para la organización de eventos. Un responsable de protocolo y organización de eventos debe conocer la legislación de ordenación de autoridades y símbolos a todos los niveles: nacional, autonómico y local. Además debe conocer la aplicable a los eventos que organiza: legislación de espectáculos públicos, de seguros, la específica de seguridad sanitaria, etc. No hay que saber el articulado de memoria, pero sí hay que saber que hay que investigar y encontrar la aplicable en ese acto concreto.
- Uso de redes sociales y conocimiento de herramientas digitales de análisis de las mismas. No hace falta mencionar que hoy todo está en la red. Cualquier evento que se organice lo siguen gran cantidad de personas a través de las distintas redes sociales. Si con nuestro evento queremos además generar un determinado impacto, conviene conocer las herramientas de análisis de esos datos tan necesarios para averiguar si hemos conseguido los resultados que se esperaban. No quiero decir con esto que nos convirtamos en Community Managers todos y cada uno de los protocoleros, pero sí que nos suenen esos términos básicos que, a menudo, van acompañados de una cifra, y nos dicen si lo hemos hecho bien o mal en las redes.
Como les decía hay muchas más habilidades duras que se pueden añadir a esta lista y que se van adquiriendo con los años de experiencia práctica. Para las personas que ayer hablábamos del tema en la radio, estas eran el punto de partida, las básicas. Cuantas más tengamos, mejores profesionales seremos, eso sin duda.
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