Los libros llegan al Anaquel habitualmente para quedarse, por compra o regalo, este del que les voy a hablar llega por préstamo desde un anaquel ajeno. El otro día María de la Serna me dejó un «tesorito» de su anaquel (que también está bastante lleno) para que le echase un vistazo. El libro en cuestión es una maravilla titulada «Niñez y Juventud de Felipe II. Documentos inéditos sobre su educación civil, literaria y religiosa y su iniciación al gobierno» (1527-1547).
Cartas secretas, públicas y privadas, documentos del Archivo General de Simancas y de la Biblioteca Nacional, entre otras instituciones, han servido para dar contenido a este libro que repasa los primeros años de un rey emblemático de la Casa de Austria.
Elijo para este comentario las primeras, en las que el Príncipe aún es un niño. Son cartas que entre otras muchas cosas tocan temas: de la salud del príncipe y de su madre y hermanas «la Emperatriz, el Príncipe e Infantas están buenos, bendito Nro. Sr.«; de sus progresos en el estudio «El Príncipe lleva su estudio adelante con mucho aumento» o «El estudio del Príncipe, cuanto a la gramática ha sido penoso (…) va mostrando más voluntad y más provecho (…)» o de su don de gentes «En lo demás de su salud y virtuosa conversación se dezir que cada día crece y da mucho contentamiento a los que le conversan»; de cómo empleaba el tiempo libre «caza algunas veces, y correr sortija» y de las bondades del ocio «tomadas templadamente dan salud al cuerpo y aún aumentan las virtudes del ánima«; e incluso de su imagen personal «el miércoles pasado se puso sayo de tafetán negro con un ribete de terciopelo negro y capa de raja con la misma guarnición«.
No les desvelo más pasajes, no quiero abusar de la generosidad de la prestamista. Eso si, les recomiendo su lectura a la par que la consulta de un buen libro de Historia Moderna para ir contextualizando.
Retratos de Felipe II: Blog Historia del Arte, Museo del Prado
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