Este verano ha sido largo en el blog. Tres meses que he aprovechado para descansar bastante y buscar temas de cara al curso bloguero que ahora empieza. No hay nada como desconectar de las redes una temporadita para retomarlo con más ganas.
Una de las decisiones que he tomado ha sido la de desaparecer de Twitter, cosa que he comprobado han hecho otros blogueros a los que sigo. Antes me hacía gracia lo del pajarito azul, ahora la X negra me da un poco de miedo y, vista la deriva que está tomando esa red, voy a practicar el ¡pies para qué os quiero! Seguiré con la cuenta abierta hasta finales de año, pero no creo que publique nada.
Aunque pueda parecer que he estado 3 meses vagueando, no es así. Además de recopilar información para las próximas entradas que iré publicando en el blog, he estado preparando la Jornada de Protocolo en Toledo – #ProtoToledo2023 – de la que he sido anfitriona, e investigando para la ponencia del VIII #CIEPC que se celebró en Sevilla la pasada semana.
#ProtoToledo 2023, una reunión de amigos
Las Jornadas de Protocolo empezaron a celebrarse en 2014 en Zaragoza. Aquella primera reunión tenía un fin “desvirtualizador” todos/-as nos conocíamos por Redes Sociales pero necesitábamos vernos físicamente. Con el paso de los años -y ya van 8- hemos formado un grupo de amigos con la necesidad imperiosa de verse físicamente al menos una vez al año. Vaya por delante que no somos un grupo cerrado, al contrario, aquí se recibe con honores de ordenanza a las nuevas incorporaciones (ya sean protocoleros/-as y/o protoconsortes) y se echa de menos a quien no ha podido asistir, por quienes guardamos un minuto de silencio de duración un segundo y bebemos la primera cervecita. Nuestro lema ¡cuantos más seamos, mejor!
En contra de lo que pueda parecer no se trata de una reunión para hablar de temas de protocolo, solo de una reunión de protocoleros. Más de una vez ha habido confusión por parte de algún ser humano que ha querido enviarnos una ponencia o ¡¡cobrar por su participación!! ¡Gensanta! Que diría Forges.
Ser anfitrión/-a es un reto -y si no que le pregunten a los/-as anteriores- durante unos meses estás dándole vueltas a las cosas que se pueden hacer en 48 horas para tener entretenido a un grupo variable de personas (el número exacto no se cierra hasta unos días antes) y mirando siempre la web de la AEMET, por aquello de que no haga mucho calor o mucho frío. Otro de los primeros desafíos es el de elegir un nombre para la jornada y diseñar un logotipo, aunque ahí no hay mucho problema ya que contamos con diseñadora de referencia, Itziar de la Serna.
La elección de la sede es otro paso importante. Habitualmente se elige como sede la ciudad en la que vive o trabaja el anfitrión/-a, una ciudad con la que tiene relación y quiere mostrar. Este año no ha sido así. La posibilidad de que fuese en Toledo surgió el año pasado en Pamplona, durante la celebración del #ProtoChistorra2022. Toledo es un lugar equidistante, con buena comunicación y mucha historia. Afortunadamente en todas las ciudades hay un/-a protocolero/-a y en la ciudad imperial tenemos a Pilar Tormo cuya inestimable ayuda ha contribuido -y mucho- al éxito de la jornada. Tras varios brainstormings telefónicos dimos con la idea que luego perfiló Private Tours Toledo y que tuvo como resultado la Jornada de la que disfrutaron 22 protocoleros, protoconsortes y protoacompañantes.
La jornada empezó el viernes con una cena rápida y visita nocturna a un Toledo de leyenda, continuó a la mañana siguiente con una inmersión en las tres culturas, visitando sus principales monumentos y degustando un cocido sefardí, que hizo las delicias incluso de los no amantes del cocido. Por la tarde, tras la siesta, cruzamos el río para ver Toledo desde la perspectiva que utilizó El Greco para su famoso cuadro “Vista y plano de Toledo”. El momento ceremonial informal se produjo durante la cena de hermandad: la entrega del abanico. Es tradición jornalero-protocolera que la anfitriona entregue un abanico, que custodia durante un año, a la anfitriona (en este caso anfitrionas) de la siguiente convocatoria.
Como cada vez que estamos juntos #ProtoToledo2023 ha sido un éxito (no es porque lo diga yo, conste ¡¡lo dicen los consortes y acompañantes a los que arrastramos a estos saraos todos los años!!). Lo pasamos genial, acabamos muy cansados de subir y bajar, pero todo sea por los momentos que hemos compartido (y las cervezas).
El año que viene, más y mejor en Murcia, de ello se encargarán nuestras anfitrionas: Margarita Martínez Mechó, Pilar Sánchez Dalac y Margarita Jr.
VIII CIEPC en Sevilla
Este año el Congreso Internacional el Protocolo Contemporáneo ha viajado a Sevilla, a la Facultad de Comunicación de su Universidad. Como les decía al inicio preparar la ponencia y el artículo para la Revista de Estudios Institucionales me ha ocupado todo el verano. El congreso tenía como lema “Protocolo y ceremonial en la era pos-COVID” y mi participación se incluyó en la segunda sesión dedicada a “Aspectos Históricos” en la que compartí mesa con Ana Lobeto y Sandra Russo y presenté detalles de la investigación que he llevado a cabo sobre actos de protocolo tras los desastres naturales que ocurrieron durante el reinado de Alfonso XII.
Quiero agradecer desde aquí al Comité Científico de este Congreso -y también de los anteriores- el que siempre encuentre un hueco para quienes investigan en la historia del protocolo y del ceremonial. Quienes pasamos el día rebuscando en el pasado entendemos que “lo nuestro” no es muy glamouroso pero puede aportar un granito de arena para comprender el presente en esta materia, porque ¿realmente las cosas han cambiado tanto? Ya saben que siempre termino con un “no hay nada nuevo bajo el sol” y me reafirmo en el comentario.
Lamentablemente no pude asistir a todas las ponencias y comunicaciones, cosa que no me gusta nada, pero no siempre las cosas salen como uno quiere.
¡Buena semana, protocoleros! Volvemos a la rutina bloguera.