Cuando alguien fallece tenemos dos formas de enterarnos de este hecho a través de los medios de comunicación; son dos documentos directamente relacionados con el protocolo funerario y que específicamente se dedican a la persona fallecida: el obituario y la esquela.
El obituario
Cuando fallece un personaje público los medios publican un artículo necrológico ubicado habitualmente en las páginas de información general o de opinión y que refiere la noticia del fallecimiento de una persona, siendo en su extensión más o menos larga; denominamos a este artículo: obituario.
En el Diccionario del Periodismo de López Zuazo, se define el artículo necrológico, la noticia que informa sobre la persona fallecida, con estas palabras: «artículo dedicado a enaltecer la fama o las virtudes de un personaje que acaba de fallecer o de quien se conmemora el aniversario. Suele firmarlo un colaborador ilustre»; esta firma «ilustre» hace que a veces quien escribe hable más de sí mismo que del difunto.
(Enlace al texto completo del Obituario)
Respecto al contenido del obituario, este debería incluir siempre una fotografía del fallecido y un título con dos elementos esenciales: el nombre del fallecido y una frase corta que describa la personalidad del difunto. En el cuerpo del texto de una forma precisa, objetiva y respetuosa con el fallecido aparecerá la siguiente información:
- Anuncio del fallecimiento.
- Información básica sobre el fallecido las circunstancias de su muerte.
- Semblanza del fallecido (datos que hablan de su relevancia, testimonios personales o valorativos), en los que se muestra la relación personal de quien firma el artículo con el fallecido y además contextualiza históricamente la figura.
- Tipo de funeral que se le va a dispensar
- Frase de cierre que resume al fallecido.
- Datos de quien firma el obituario.
La esquela
Otro documento que habitualmente publican los medios de comunicación, y directamente relacionado con el protocolo funerario es la esquela.
El Diccionario de la Lengua define la esquela como el «Aviso de la muerte de una persona que se publica en los periódicos con recuadro de luto, o se fija en distintos lugares públicos indicando la fecha y el lugar del entierro, funeral, etc.«.
Esta definición tan precisa que hace la RAE podemos completarla con algunas indicaciones sobre el contenido de ese aviso:
- Borde o recuadro negro o gris («recuadro de luto«).
- Símbolo religioso de la confesión a la que pertenece el fallecido (si la tuviere): centrado en la parte superior del recuadro.
- Tratamiento, nombre y apellidos del fallecido: en negrita y letra de un tamaño más grande que la del resto del texto.
- Títulos, cargo, profesión, alias, etc.: en tamaño de letra menor que el nombre.
- Lugar (edad, si se conoce) y fecha del fallecimiento.
- Nombre de las personas que comunican el fallecimiento: por orden de importancia de más a menos (habitualmente son los familiares, pero puede publicar una esquela también la empresa o institución en la que trabajan o han trabajado)
- Indicación de la fecha y hora en la que se expondrá el cadáver y de su inhumación. También se suele incluir alguna indicación de algún homenaje o acto en su honor a celebrar en los próximos días.
Dos documentos muy importantes para el protocolo funerario: hablan de personas y su importancia y también de las ceremonias entorno a su fallecimiento, en las que protocolo y etiqueta estarán, sin duda, presentes.
Fuentes:
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