Faltan pocos días para terminar diciembre y se nos acumulan las fiestas: Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes Magos ¡qué estrés! Las fiestas navideñas están llenas de costumbres y tradiciones inveteradas a las que hemos ido incorporando otras foráneas en un afán de llenar cualquier hueco disponible para la celebración.
Buscaba material de Navidad en Madrid y lo he encontrado en mi semanario favorito, La Ilustración Española y Americana. El número de 22 de diciembre de 1881 incorpora un grabado que representa una alegoría de estas fiestas en Madrid y que comparto con ustedes, porque contiene unos cuantos típicos tópicos navideños que me han hecho gracia:
El pavo “el héroe de la fiesta (…) la víctima propiciatoria rodeada de botellas de Jerez y de Champagne”.
Plaza Mayor –en la época era la plaza del mercado- allí se vendían “pavos manchegos y capones medinenses [y también] granadas murcianas y naranjas del litoral de Valencia”.
Plaza de Santa Cruz –en 1881 hacía el papel que ahora cumple la plaza Mayor- “se cubre de puestos de nacimientos de cartón y barro, sencillamente primitivos, y de tamboriles, panderas y rabeles, que son el encanto de la gente menuda”.
Cantar villancicos: “ese grupo de alegres niños que cantan villancicos y motetes delante del Nacimiento que compraron con los ahorros de su hucha”.
Reuniones familiares y comidas copiosas: “la familia feliz brinda alegremente, y en la despensa –como quien dice, en capilla-aguardan su turno, que llegará sin remedio, los alados compañeros de las primeras víctimas sacrificadas”.
Desplazamientos: por carretera “la animada caravana que se dirige a casa del abuelo, el jefe de la familia, a celebrar la Noche-Buena”; o a pie “las ruidosas comparsas que van a la misa del Gallo”.
Los regalos y aguinaldos: “para mostrarse mutuo afecto, el agradecimiento, la esperanza, familias e individuos se obsequian recíprocamente con lujosas cajas de mazapán toledano y de marrons glacés, de botellas de manzanilla y del espumoso vino de Epernay”.
El gasto: “El resultado es que, entre regalos, aguinaldos y propinas, el dinero se escapa de entre las manos; parece como que tiene alas de mariposa o delgadas piernas de perdiz roja, y vuela y corre que es una maravilla”.
Con la perspectiva de los 140 años que nos separan haremos alguna comparativa: hoy seguimos montando el Nacimiento; comiendo copiosamente para celebrar las fiestas; brindamos y comemos mazapanes (esto último no seré yo, Señor); nos desplazamos para estar con la familia; algunos irán a la misa del Gallo o saldrán por ahí a seguir la fiesta; intercambiaremos regalos y nos seguiremos quejando de lo caras que nos han salido las Navidades. Esos típicos tópicos navideños han creado una costumbre que se ha ido adaptando a los tiempos y, al repetirse generación tras generación, se ha convertido en tradición.
¡Feliz Navidad, protocoleros!
No olvidemos lo que se celebra en estas fechas y compartamos con quien no es tan afortunado
Fuente del texto y las imágenes: la mencionada en el texto digitalizada por la Hemeroteca Digital.