Martes de Carnaval (y además martes 13), en breve se entierran sardinas, bonitos o lo que haga falta, las comparsas se visten de luto y se da por finiquitada esta fiesta tradicional popular hasta el año que viene. Solo es un año que pasará volando y en breve volveremos a celebrar la fiesta que anuncia que la primavera está cerca y en la que, quien más y quien menos, derrocha creatividad para divertirse, disfrazarse y lo que sea menester.
Nada que ver con lo que les voy a transcribir a continuación, un bando en el que se comunicaba que el rey -a la sazón Fernando VII- prohibía las máscaras, aunque también hay que reconocer que tenía parte de razón, ya que ir enmascarado daba carta blanca a cometer tropelías, abusos desmanes, etc.
El bando era para ser leído por el pregonero, un oficial público que en alta voz leía los pregones por las calles del municipio dando a conocer al vecindario acuerdos de carácter general y urgente que eran de su interés. Yo recuerdo al de mi pueblo, un señor uniformado de azul y con gorra de plato, que recorría las calles con un cornetín y leía los bandos del periodo de pago de la contribución, las fiestas, etc.
Que me voy del tema. En Enero de 1832 se leía por las calles de pueblos y ciudades de España el siguiente bando:
“Manda el Rey Nuestro Señor, y en su Real nombre la Sala de Alcaldes de su Casa y Corte: que para evitar los desórdenes y abusos que se han notado en los años anteriores con motivo de las MÁSCARAS, infringiéndose las leyes del Reino en la materia, ninguna persona de cualquier clase, fuero o condición que sea, pueda transitar por las calles, de día ni de noche, en traje de Máscara, introducirse bajo ningún pretexto en las casas particulares, ni se permitan en ellas gentes ni bailes con estos disfraces, bajo las penas prevenidas en las mismas leyes. También se prohíbe alquilar o vender vestidos y caretas para los disfraces bajo la multa de veinte ducados, y la pérdida de los efectos. Y para que en caso de contravención no se pueda alegar ignorancia, se manda que por voz de Pregonero y en la forma ordinaria se publique este Bando en los parajes acostumbrados de esta Corte, y que de él se fijen copias autorizadas por Don Juan Diego Martínez, del consejo de S.M., su Secretario Escribano de Cámara y de Gobierno de la misma Sala. Y lo señalaron en Madrid a veinte y uno de Enero de mil ochocientos treinta y dos”.
Bando municipal, por orden del Rey, prohibiendo la venta o alquiler de vestidos o caretas para máscaras, así como su uso privado o público. Ayuntamiento de Madrid 1832. Disponible en la Biblioteca Digital Hispánica
Como vemos, una prohibición radical. No solo ponerse máscara, si no también disfrazarse y hacer fiestas en tu propia casa … menos mal que los españoles de aquella época, como los de cualquier otra, hicieron caso omiso y el Carnaval se siguió celebrando. A rey le quedaban dos telediarios y otra vendría con más ganas de fiesta.
Protocoleros a disfrutar de las últimas horas del Carnaval, que ya queda menos para el del año que viene.
Fuente de la imagen destacada: Anónimo «Tres máscaras decorativas« (primer tercio del XVII). Museo del Prado Colecciones