Luis Amadeo de Saboya fue 13 días Infante de España, los que transcurrieron entre su nacimiento el 29 de enero de 1873 y la renuncia a la Corona de España de su padre –Amadeo I- el 11 de febrero del mismo año. En los pocos días que ostentó el título de Infante de España fue protagonista de dos actos de protocolo muy solemnes, de los que daré cuenta a continuación. El futuro hizo de él un explorador y alpinista de gran reputación, dando su nombre a distintas rutas en cumbres muy importantes.
Hojeando el libro “El Duque de los Abruzos, vida de un explorador” publicado por Desnivel en 2001 conocí la apasionante historia de Luis Amadeo de Saboya. Era el tercer hijo de Amadeo de Saboya (entonces Amadeo I de España) y Maria Victoria dal Pozzo della Cisterna. Nació en el Palacio Real de Madrid y falleció a los 60 años víctima de un cáncer muy lejos de los salones palaciegos y de los Abruzos que ostentaba en su título nobiliario, en la aldea de Jowhar, en la entonces Somalia italiana.
Primer acto de protocolo: la presentación oficial
El primer acto de protocolo que protagonizó Luis Amadeo fue el de su presentación oficial. Este acto se celebró el 30 de enero de 1873. El infante había nacido el día 29 a las 22:30 de la noche y rompiendo una tradición en la Corona española, no fue presentado inmediatamente si no al día siguiente, a las 17:00 horas.
Invitados
La Ilustración Española y Americana de 8 de febrero de 1873 dio cuenta de este acto de protocolo que se organizó en el salón del trono del Palacio Real, con la asistencia de “todos los ministros, jefes superiores y altos funcionarios de palacio, el cuerpo diplomático extranjero con el introductor de embajadores, los presidentes y comisiones de los Cuerpos colegisladores, los presidentes del Consejo de Estado y supremos tribunales, los capitanes generales del ejército y armada residentes en Madrid, el capitán general y gobernador civil de esta provincia, los presidentes de la diputación provincial y ayuntamiento de esta capital, los directores de todas las armas, varios títulos y caballeros grandes cruces”.
Secuencia del acto
La Ilustración detalla el acto al que asistieron los allí presentes:
Acceso al salón del trono de S.M. el Rey acompañado del Marqués de Dragonetti, seguidos por las Duquesas de Prim y la de Almina. La Duquesa de Prim “conducía en sus brazos al príncipe recién nacido”.
Una vez todos estuvieron en la sala, el Rey procedió a presentar a su hijo a “las personas allí reunidas”.
Tras la presentación “el subsecretario de Gracia y Justicia, director general del Registro, dio lectura de la inscripción hecha en el libro del registro civil del nuevo infante con los nombres de Luis Amadeo”.
Tras esta lectura finalizó el acto.
Segundo acto de protocolo: el bautizo
Toda la información sobre el bautizo del infante Luis Amadeo la encontramos en la Gaceta de Madrid del lunes 10 de febrero de 1873.
Comitiva: ordenación protocolaria
Para llevar al niño desde la Cámara de S.M. hasta la Capilla de Palacio se organizó una comitiva que desfiló por las galerías siguiendo un estricto protocolo en su ordenación:
- Ujieres con el Decano.
- Mayordomos de semana.
- Gentiles-hombres de la Real Casa y Corte de S.M.
- Primer Introductor de Embajadores-Maestro de Ceremonias de la Real Casa y Corte de S.M.
- Grandes de España.
- Ministros.
- S.A.R. el Serenísimo Señor Infante Don Luis Amadeo, llevado por la Duquesa de Prim, Camarera Mayor honoraria de S.M. la Reina.
- S.M. el Rey, a cuyos lados iban los padrinos por poderes (eran padrinos los reyes de Portugal).
- Mayordomo Mayor, Caballerizo y Montero Mayor.
- Dama de honor de Servicio.
- Secretario particular de S.M. y Jefe accidental de su cuarto Militar.
- Ayudantes de Campo.
- Oficiales de órdenes.
- Piquete de Guardias del Rey.
Ubicación de los invitados en la Real Capilla
Los Mayordomos de semana ubicaron en sus respectivas tribunas a los invitados antes de que llegase la comitiva.
Siguiendo un orden estricto se ordenaron en el espacio de la Real Capilla: “las Comisiones de los Cuerpos Colegisladores, Capitanes Generales del ejército, Caballeros de la insigne Orden del Toisón de Oro, Embajadores de S.M. y el Cuerpo Diplomático extranjero con el segundo Introductor de Embajadores, Presidente del Consejo de Estado y de los tribunales Supremos, Generales, Capitán general de Castilla la Nueva, Directores e Inspectores generales de las armas, Comisiones de las Asambleas Supremas de Carlos III, de Isabel la Católica y de la Orden civil de María victoria, Gobernador civil, Presidente de la Diputación provincial y Alcalde primero Presidente del Ayuntamiento de Madrid, con Comisiones de ambas corporaciones, Damas de S.M. la Reina, jefes superiores que han sido de Palacio y Jefes locales del mismo”.
Inicio de la ceremonia
Una vez llegó la comitiva a la Real Capilla sus componentes se fueron situando en los bancos y tribunas correspondientes, ocupando S.M. el trono.
S.A.R., los padrinos y la Camarera Mayor “fueron recibidos a la entrada de la Capilla por el pro-capellán Mayor y Capellanes de honor y, previa la venia de S.M. pasaron a la Pila”. La pila bautismal de Santo Domingo de Guzmán estaba situada en el centro de la Real Capilla, “sobre una tarima y cubierta con un rico dosel bordado de oro”.
El Pro-capellán Mayor confirió, según la rúbrica, «el Santo Sacramento del Bautismo a S.A.R. el Sermo. Sr. Infante D. Luis Amadeo José María Fernando Francisco de Saboya”.
Terminado el acto del bautismo, “S.M. el Rey y toda la comitiva regresaron a la Cámara Real en la misma forma con que habían venido”.
Un futuro que ya es pasado
Nada hacía presagiar a nuestro breve infante un futuro en el que cupiesen tantas aventuras. Su trayectoria vital estuvo ligada desde muy joven a la exploración y el alpinismo. El título que ostentó – I Duque de los Abruzos– le relaciona con la alta montaña, ya que en esa zona de Italia se encuentran las cumbres más altas de los Apeninos.
Como explorador organizó una expedición al Polo Norte con el barco Stella Polare que batió el record conseguido por Nansen en 1895, llegando hasta la latitud 86º34’. Durante esta expedición se exploraron y cartografiaron las costas de varias islas noruegas.
En su faceta de alpinista escaló las cumbres más altas de la cadena montañosa de Rwenzori en Uganda, dando nombre a uno de sus picos, el Luigi de Savoia de 4.627 metros. También escaló en la cordillera del Karakorum intentando llegar a la cima del K2, cuya ruta Este recibe el nombre de Abruzzi Spur (el Espolón de los Abruzos). Su nombre también aparece en otras rutas de alpinismo: Cordal Abruzzi, en el Monte San Elías en Canadá y el Glaciar Abruzzi en el Baltoro Kangri en el Karakorum.
Podría haber sido un personaje de novela de Julio Verne y la realidad hubiera superado a la ficción. Una vida apasionante la de este breve infante de España.
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