Poner nombre a una plaza, calles, parques e instalaciones municipales es una facultad de su Ayuntamiento. Para todo hay excepciones. En la semana en la que celebramos el aniversario de la Constitución de 1812 traemos a este blog un ejemplo de cómo por Decreto de las Cortes de Cádiz se procedió a renombrar una plaza emblemática: la plaza mayor de Madrid. Aunque, para ser más precisos y como veremos a continuación, el decreto instaba a renombrar las plazas principales de todos los municipios de España.
Nuestra plaza Mayor no siempre ha tenido este nombre, de hecho se ha renombrado bastantes veces: plaza del Arrabal; plaza Mayor; plaza de la Constitución; plaza Real; plaza de la República; plaza de la Constitución; plaza Mayor, etc. El nombre de plaza de la Constitución se utilizó varias veces en menos de medio siglo. Precisamente la plaza tenía ese nombre en 1846, año de la boda de Isabel II y en la plaza de la Constitución de Madrid tuvo lugar el festejo taurino y que recoge la imagen destacada de este post.
Renombrar una plaza a golpe de Decreto
El 17 de septiembre de 1812 la Gaceta publicaba una norma de 14 de agosto por la cual las Cortes de Cádiz, en ausencia y cautividad del rey Fernando VII decretaban lo siguiente:
“Las Cortes generales y extraordinarias, queriendo fixar por todos los medios posibles en la memoria de los españoles la feliz época de la promulgación de la Constitución política de la monarquía, decretan: que la plaza principal de todos los pueblos de las Españas, en la que se celebre o se haya celebrado ya este acto solemne, sea denominada en lo sucesivo, plaza de la Constitución, y que se exprese así en una lápida erigida en la misma al indicado objeto”.
Gazeta de Madrid baxo el Gobierno de la Regencia de las Españas:
núm. 15, de 17/09/1812, página 142
A golpe de decreto se exhorta a cambiar el nombre de la plaza principal de todos los pueblos de “las Españas” (es decir, incluyendo todos los territorios que formaban parte por aquel entonces de la Corona). ¿Qué objetivo se buscaba con esta norma? fijar en la memoria de todos la promulgación de la Constitución de 1812. Además, indicaba cómo había de hacerse: descubriendo una placa.
Ceremonial para renombrar una plaza
En cumplimiento de este mandato de las Cortes, el 22 de agosto de 1813, a las 18:00 horas, se procedió a renombrar la plaza Mayor de Madrid. La Gaceta de 25 de agosto dio cuenta de este acto solmene al celebrarse en la capital de la Nación.
Día y hora y tipo de acto: descubrimiento de una lápida (hoy lo denominaríamos placa):
“El domingo (…) a las 6 de la tarde se descubrió la lápida con el lema Plaza de la Constitución, que se ha fixado en la Plaza Mayor de esta capital encima del balcón principal de la casa llamada de la Panadería”.
Autoridades presentes en el acto:
“Quatro regidores y el secretario del ayuntamiento, con una compañía de granaderos y la música del regimiento de tiradores de Guadalaxara asistieron a este solemne acto”.
Fue un acto abierto al público y en la plaza no cabía un alfiler:
“El concurso del pueblo fue tal que, no siendo bastante el inmenso espacio de la plaza, se coronaron de gente los caxones de los vendedores”.
La fiesta duró toda la tarde:
“Toda aquella tarde continuó la plaza en este estado, sucediéndose unas personas a otras; y todos se restituyeron a sus casas gozosos de ver recordado en aquella lápida que la nación española es libre e independiente, y que no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona”.
Renombrar y de paso agradecer a los padres de la patria
“¡Gracias al genio inmortal de los padres de la patria! que han roto las cadenas que hemos arrastrado los españoles por algunos siglos y han dictado una ley a cuya sombra todos somos iguales porque todos somos españoles”.
El nombre de «plaza de la Constitución», no duró mucho. Con la llegada de Fernando VII pasó a llamarse «plaza Real». A partir de 1820 y por cortos periodos de tiempo volvió a denominarse «plaza de la Constitución». Su periodo más largo con tal nombre fue entre 1876 y 1923. Tras la Guerra Civil pasó a llamarse plaza Mayor.