Isabel II fue una reina que mantuvo una relación especial con las constituciones que se promulgaron durante el siglo XIX en España. Durante el transcurso de su vida – 1830-1904 – en España se promulgaron cuatro constituciones, a lo que habría que sumar el Estatuto Real de 1834 y la nonata de 1856. Todo un récord que debería figurar en el Guinness.
Isabel se convirtió en reina de España al fallecer Fernando VII el 29 de septiembre de 1833 y gracias a la Pragmática Sanción que él mismo había promulgado en 1830. Era una niña que aún no había cumplido los tres años, por lo que su madre, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. asumió la regencia pasando a ser Reina Gobernadora. A María Cristina se le fue la gobernanza de las manos durante los 7 años que la ejerció (corrupción, escándalos variopintos, negocios millonarios, favoritismos, etc. ¿les suena?), ganándose a pulso la impopularidad que la llevaría al exilio en 1840, fecha en la que la tarea fue asumida por Espartero. El futuro príncipe de Vergara tampoco aguantó mucho como regente, la pérdida de apoyo político le obligó a dejar el puesto en 1843. En ese momento la regencia la asumió el gobierno provisional que la ejerció hasta el 8 de noviembre de ese mismo año, momento en el que se declaró a la reina Isabel mayor de edad, tenía entonces 13 años.
En esta entrada vamos a acompañar a una reina que aún no ha cumplido los 7 años a la sesión regia en la que su madre, la Reina Gobernadora, jurará la Constitución de 1837. La jura se llevó a cabo en el Convento del Espíritu Santo, sito en la Carrera de San Jerónimo, edificio que acogía desde 1834 las reuniones de Cortes Generales. En 1837, después de la solemne sesión de la que les hablaré a continuación, las propias Cortes decidieron que había que construir un edificio más adecuado para su función, aunque tardaron 3 años en ponerse manos a la obra (nunca mejor dicho). Hubo que demoler el convento y en el mismo solar se construyó el Congreso de los Diputados[i] que vemos hoy.
Sesión regia para jura de la Constitución de 1837
Encontramos en la Gaceta de Madrid el Real Decreto de 14 de junio de 1837 que detalla el Ceremonial de la Sesión Regia de Jura de la Constitución de 1837, que iba producirse el día 18 del mismo mes. El Real Decreto mencionado distingue 3 fases perfectamente diferenciadas en las que tienen lugar los actos de protocolo-ceremonial y son las relativas a la salida del Palacio Real, llegada al Palacio de las Cortes, vuelta al Palacio Real. Pero el RD contiene también una serie de medidas preparatorias de los distintos espacios por los que pasará la comitiva, empezaremos por ellas.
Calles, casas y ciudadanos
La comitiva que saldría del Palacio a las 14:00 horas encontraría las calles de Madrid en perfecto estado de revista. Una vez el primer caballo del primer carruaje atravesase el arco de Palacio y el cortejo se pusiese en marcha por las calles Platerías, Mayor y Carrera de San Jerónimo lo primero que vería sería la tropa que cubría la carrera. Los soldados estarían en sus puestos tras haber recibido sus mandos las órdenes oportunas desde el ministerio de la Guerra (art. 5).
Las calles estarían entoldadas y su pavimento cubierto de arena, las casas tendrían colgaduras en sus balcones y los vecinos – a los que una salva de 21 cañonazos habría despertado al amanecer (art.1) – deberían demostrar el “regocijo público y reglas de buen orden acostumbradas en tales casos” (art. 6).
Salida del Palacio Real, cañonazos y comitiva
A las dos de la tarde, otros 21 cañonazos anunciarían la salida de la reina Isabel II y su madre de Palacio (art. 3). La comitiva la formaban la servidumbre y jefes de palacio y los infantes, cuyos carruajes precedían al de la reina (art. 4).
Llegada al Palacio de las Cortes
Una salva de 21 cañonazos anunciaría la llegada al Palacio de las Cortes donde Isabel II y la Reina Gobernadora serían recibidas a pie de coche por una diputación de las Cortes, cuyos componentes las acompañaría hasta sus puestos en la sala en la que tendría lugar la jura. En dicha sala todos los diputados que aguardaban en las tribunas deberían ponerse en pie al entrar la reina y permanecer de pie todo el tiempo que durase la jura.
¿Cómo se habían dispuesto los puestos más importantes?
¿En qué se fija un lector protocolero? Siempre los ojos se van a la distribución de los puestos ocupados por los más importantes. En la posición central estarían la reina Isabel II y la reina gobernadora (de los dos puestos el de la derecha para Isabel II). A la izquierda y “sobre una segunda grada se colocaría una silla para el Infante Don. Francisco[ii]”. Tras el trono se situarían los jefes de Palacio y secretarios de Despacho, quedando el resto de la comitiva en la barandilla (art.8).
Al lado derecho del trono y sobre el pavimento del salón se había colocado una silla para el presidente y próximos a él los cuatro secretarios quienes tendrían delante una mesa (art. 9).
Ritual de jura
El ritual de la jura pasa por la utilización de unos símbolos y el pronunciamiento de unas palabras. El ritual requiere también unos movimientos por parte de quienes ocupan lugares destacados en el acto. Con estas palabras recoge el artículo 10 ese momento: “Para el acto de juramento se acercarán al trono el presidente y los secretarios. El presidente se pondrá a la derecha de S.M. la Reina Gobernadora y los secretarios enfrente, teniendo abierto el libro que contenga la fórmula del juramento. El presidente tendrá en sus manos el libro de los evangelios y levantándose S. M. pondrá sobre él su mano derecha y hará juramento bajo la fórmula establecida. Concluido lo cual se sentará S.M.”.
Una vez hubiera jurado la Reina Gobernadora sería el turno del presidente y de los diputados presentes (quienes acudían en el orden, y esta es otra pista de protocolo, “en que dan su voto en las votaciones nominales”). La fórmula para ellos era la siguiente: “¿Juráis guardar y hacer guardar la Constitución de la monarquía española que las actuales Cortes constituyentes acaban de decretar y sancionar? ¿Juráis fidelidad y obediencia a la Reina legítima de las Españas Doña Isabel II?” A lo que responderían “Si, lo juro”. Una vez hubiera jurado el último de los diputados el presidente cerraba con estas palabras “Si así lo hiciereis, Dios os lo premie, y si no, os lo demande”.
El artículo 11 del R.D. recoge la posibilidad de que la reina se dirigiese a las Cortes, a lo que el presidente “contestará en términos análogos”.
Salida hacia y llegada al Palacio Real
La salida de las reinas del Palacio de las Cortes sería anunciada por una salva de 21 cañonazos. La comitiva regresaría a Palacio en la misma composición en la que había salido del mismo.
Su llegada a Palacio sería anunciada de nuevo por una salva de 21 cañonazos – ¡y ya llevamos 105! – que no serán los últimos ya que al anochecer había que hacer otra salva de 21 cañonazos.
La constitución se promulga en Madrid al repique de campanas
Entre las dos últimas salvas tiene lugar otro acto, también de gran importancia, que consiste en dar a conocer la Constitución al pueblo de Madrid. Para ello se monta otro acto ceremonial itinerante del que da cuenta también la Gaceta de Madrid. Digo itinerante porque recorrería las calles de Madrid, haciendo distintas paradas en las que se iba leyendo la Constitución. Durante este acto las campanas de las iglesias de Madrid hicieron un repique general.
“A las cinco de la tarde del día en que jure S.M. y así que regrese de las Cortes, saldrá la comitiva de las casas consistoriales, dirigiéndose a pie por la calle de la Almudena al Real Palacio en esta forma:
“Abrirá el paso un piquete de 20 nacionales de caballería. Después de clarines y timbales de la villa, el alguacil mayor y 24 alguaciles de golilla. Seguirá la oficialidad del ejército y milicia nacional interpolados. Luego el ayuntamiento, diputación provincial, jueces de primera instancia, comisiones de la audiencia territorial, tribunales supremos, cabildo eclesiástico, generales y demás autoridades, mezclados indistintamente.
El Sr. Jefe político presidirá la comitiva.
Seguirá detrás una escolta proporcionada de alabarderos igual a la que concurre a la procesión del Corpus”
En el lugar que ocupaba el ayuntamiento en la comitiva y en el medio de la fila, “seis maceros de toda gala, llevando dos de ellos en una bandeja la nueva Constitución, y detrás el Sr. Alcalde primero, un regidor, un procurador y un síndico, a los que seguirán los reyes de armas”.
Tras la escolta de alabarderos “marchará la columna de honor a retaguardia, compuesta de las site compañías de cazadores de la milicia nacional, música y la bandera del 2º batallón, por se la más antigua y condecorada; un escuadrón de cazadores a caballo y otro de la milicia nacional con sus respectivas músicas”
Real Decreto de 14 de junio de 1837. Gaceta de Madrid.
Todo este cortejo se formaba con un solo propósito, acompañar a la Constitución que se leería en tres puntos estratégicos de la ciudad en los cuales se había erigido un tablado desde el cual poder realizar la lectura. Esos puntos eran: la plaza de Palacio, en la que la lectura la realizaría el rey de armas más antiguo; a continuación, se leería en la plaza de la Constitución, corriendo la lectura a cargo del secretario del Ayuntamiento quien también la leería en la plaza frente al Palacio de las Cortes. Tras esta última lectura, la comitiva regresaría a las casas consistoriales.
Que no pare la fiesta
En los tres días consecutivos a la promulgación Madrid se engalanó con “colgaduras e iluminación general” la población pudo disfrutar de “baile público en la plaza de la Constitución que la primera noche principiará después de haberse dado una serenata a S.M en Palacio y las dos siguientes a las diez”.
A modo de conclusión
Las sesiones regias, ceremonias importantísimas para las monarquías, han sido tratadas por Susana Blasco Pedrajas “Sesiones regias de juramento y proclamación de los monarcas ante las Cortes” y Dolores de Mar Sánchez González “Ceremonial de acceso al poder en la España contemporánea”. A ellas les remito a quienes hayan llegado hasta aquí con la lectura de esta entrada y quieran ampliar información sobre este tema.
Fuentes
Fuente del texto: el Real Decreto mencionado en el mismo disponible en la Gazeta Histórica del Boletín Oficial del Estado.
Fuente de la imagen destacada: María Cristina y su hija Isabel II juran la Constitución, grabado de Vicente Camarón (1837) Disponible en la Biblioteca Digital Hispánica
[i] El actual edificio se construyó entre los años 1843 y 1850. La primera piedra la colocó Isabel II el 10 de octubre de 1843, y fue inaugurado por la misma reina el 31 de octubre de 1850.
[ii] Hijo menor de Carlos IV y María Luisa de Parma. Pintado por Goya en 1800. Estaba casado con Luisa Carlota de Borbón Dos Sicilias, hermana de la reina gobernadora, lo que le convertía en tío carnal y político de la reina (todo quedaba en casa).