Mariana de Austria (1634-1696) estaba destinada a casarse con su primo, Baltasar Carlos, único hijo de Felipe IV, pero el fallecimiento del príncipe en 1646 cambió el destino de esta joven que, con 15 años, acabó casada con su tío Felipe IV y siendo madre de su sucesor, Carlos II.
Para la entrada triunfal de esta reina en Madrid, en noviembre de 1649, protocolo y ceremonial salieron a las calles de una ciudad engalanada para celebrar una fiesta cuya suntuosidad, magnificencia, pomposidad y ostentación reflejase el poder de la monarquía. Esa era la imagen que la monarquía pretendía ofrecer tanto a sus súbditos como al resto de potencias extranjeras, en un periodo en el que ya empezaba la decadencia y penuria económica de España.
Manuel Villaverde Prado y Salazar en la “Relación escrita a un amigo ausente desta Corte, de la entrada que hizo la reina NSD Mariana de Austria, Lunes 15 de noviembre de 1649, desde el Retiro al Palacio Real de Madrid” describe la entrada de la reina en Madrid desde el punto de origen al de destino, los lugares por los que pasó y en los que se detuvo, lo que allí vio, el acompañamiento que llevaba y sus vestimentas y joyas.
La ceremonia comenzó en la Puerta del Buen Retiro, lugar en el que se formaba la comitiva que debía acompañar a la reina durante su recorrido: “Salió SM (…) del Retiro a las 2 dadas (…) acompañada de meninas y damas (…) y los Grandes”. En este cortejo participaban las principales autoridades, la nobleza, las órdenes religiosas y eclesiásticos un conjunto que ofrecía una imagen de la posición de cada uno en una sociedad jerarquizada.
El cortejo atravesó la carrera de San Jerónimo
para llegar a la Puerta del Sol, (la Iglesia del Buen Suceso delimitaba su parte oriental, tenía enfrente una fuente con su mismo nombre)
siguió por la calle Mayor deteniéndose en el palacio del conde de Oñate “donde estaba aderezado el balcón dorado” desde el cual el rey saludaría a la reina. El rey había llegado al palacio del Conde de Oñate “acompañado de Títulos y Caballeros de las Órdenes” – relata Villaverde de Prado- más “treinta y seis o más regidores con ropas largas de telas de Milán y sus maceros, con lucido acompañamiento y caballos (…) aderezados”; y lo había hecho bajo palio “de brocado muy realzado y lucente”.
El palacio del Conde de Oñate estaba en la Travesía del Arenal, frente al Convento de San Felipe Neri, en cuyas gradas estaba el Mentidero de la Villa
Prosiguió su recorrido por la Calle Mayor, la Plaza Mayor,
la Puerta de Guadalajara, Platerías
hasta llegar a la Iglesia de Santa María, donde asistió al Te Deum interpretado por los músicos y cantores de la Real Capilla.
Tras el acto religioso, la reina volvió a montar y continuó hasta el Palacio Real, donde la esperaba el rey para acompañarla a sus aposentos, poniendo fin a un desfile que duró varias horas.
Las calles por las que pasó el cortejo y las adyacentes se decoraron con arquitectura efímera, estatuas y fuentes de gran espectacularidad lo que reforzaba el mensaje que se pretendía transmitir: las virtudes del soberano, la lealtad de la ciudad hacia sus monarcas y lo que se esperaba de la reina.
Las casas se cubrieron con telas, brocados y tapices. El ambiente era festivo y lúdico durante todo el recorrido se organizaron fiestas y espectáculos para amenizar el cortejo. Se alzaron tablados que servían de escenarios a representaciones teatrales, danzas y luminarias. Sin olvidar la música ya que durante el recorrido la reina iba acompañada de: tambores, clarines, trompetas y chirimías.
Como vemos la calle era el escenario de actos de protocolo y ceremonial con un fin propagandístico: destacar la grandeza del poder de la monarquía.
Fuentes:
- Biblioteca Digital Hispánica. Villaverde de Prado, M., Relación escrita a un amigo
- Plano Texeira: http://bvpb.mcu.es
- Museo del Prado. Diego Velázquez, Retrato de Mariana de Austria
- Moya García, M. Análisis de las relaciones de sucesos con motivo de la entrada triunfal de Mariana de Austria en Madrid (1649)
- Moya García, M. Una visión interdisciplinar del Madrid del Siglo de Oro: ideología, sociedad y fiesta cortesana a través de las relaciones de sucesos
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