Hay muchos detalles en los libros de Juego de Tronos y en la serie –GOT su acrónimo en inglés- que llaman la atención y ayudan a crear esa atmósfera de casi-realidad-histórico-medieval que ha conquistado a un público entregado, del que formo parte. Uno de esos detalles era el de la celebración del día del nombre del rey. En el universo creado por George R.R. Martin no había nombre para los días, todo se contaba –o se cuenta- en jornadas, numeradas a partir de aquella de la que se está hablando, pero el rey sí tenía el día de su nombre.
Esto ha venido a mi mente cuando he leído, en un ejemplar de La Ilustración Española y Americana de 30 de enero de 1876, una noticia sobre la celebración, el 23 del mismo mes, del día del nombre del rey Alfonso XII. Recuerda el mencionado semanario que ese día la Iglesia celebra la festividad de San Ildefonso, arzobispo de Toledo y “la nación española los días de S.M. el rey”.
No era Alfonso XII el único que celebraba su nombre el día de San Ildefonso. Comentaba en Facebook Alfonso Yagüe –alguien que de protocolo algo sabe- que su abuelo Alfonso, nacido un 23 de enero de hace 122 años, celebraba también su santo ese día (a pesar de que San Alfonso fuese el 1 de agosto). En un solo día: santo y cumpleaños.
Pero volvamos a ese 23 de enero de 1876, en el rey celebró sus días con una “solemne ceremonia de recepción oficial” que La Ilustración detalla y cuyo grabado –obra de Comba- es imagen destacada de esta entrada.
En tres párrafos el autor de la crónica da detalles de protocolo, entre otros: la ordenación de autoridades y sus tratamientos; la presidencia del acto; la etiqueta; la secuencia y duración del acto, etc. Probablemente la intención del autor fuese destacar la brillantez del acto a sus lectores, pero al dar indicaciones de derecha e izquierda de determinados puestos, empezando por el rey; de los rangos de los allí presentes y de su importancia; de la etiqueta y condecoraciones que lucían; la forma de saludar al rey, etc., lo que hace, para quien lo lee 150 años más tarde, es hablar de protocolo.
“A las once y media de la mañana del día citado, S.M. el rey, que vestía uniforme de capitán general del ejército, con la banda de San Fernando y S.A.R., la Serma. Princesa de Asturias (…) penetraron en el salón regio: a la derecha del Rey, que se sentó en el trono, colocáronse los Sres. Ministros, los grandes de España y los gentiles-hombres; a la izquierda de la Princesa, varias señoras de la corte, que lucían la banda de María Luisa; enfrente estaban los distinguidos individuos del cuerpo diplomático extranjero, presididos por el Nuncio de Su Santidad, monseñor Simeoni, hallándose a su derecha los oficiales mayores del Real Cuerpo de Alabarderos y a su izquierda los mayordomos de semana y otros altos funcionarios de Palacio”.
“La recepción oficial se verificó enseguida, asistiendo al solemne acto numerosos representantes de todas las corporaciones eclesiásticas, civiles y militares de la corte que se inclinaban respetuosamente delante del Monarca y de la augusta princesa de Asturias”.
“Inmediatamente se celebró la recepción de las señoras (…) a la cual asistieron las más ilustres damas de la aristocracia; terminando hacia la una de la tarde esta doble solemnidad monárquica, que hizo recordar los mejores tiempos de la corte de las Españas”.
En pocas líneas toda una lección de protocolo aprovechando el día del nombre del rey.
El ejemplar de La Ilustración Española y Americana mencionado en el texto puede consultarse en la Hemeroteca Digital.
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