La segunda decisión que tomó la Reina Regente –si tenemos en cuenta que la primera fue no aceptar la dimisión del Gobierno- tuvo que ver con algo tan importante en protocolo oficial como es la declaración de luto. Se hizo mediante una Real Orden de 25 de noviembre, que publicó la Gaceta de Madrid el jueves 26 , que decía textualmente: “Para manifestar la Reina Gobernadora (Q.D.G.), Regente del Reino, el sumo dolor causado por la muerte de su Amado Esposo Don Alfonso XII (Q.E.G.E.), ha resuelto S.M. que desde mañana 26 del corriente se vista la Corte de luto por un año, los seis primeros meses rigurosos y los otros seis de alivio”.
¿Qué era eso de luto riguroso y luto de alivio?. El color negro es en nuestra cultura el color del del signo exterior con el que se manifiesta la pena por la muerte de alguien. En aquella época el negro lo cubría todo, no solo la ropa sino también adornos y otros objetos en la casa del difunto mientras estaba el cuerpo presente. También la iglesia se cubría de paños negros durante las exequias, incluso las esquelas tenían un fileteado negro. La propia Gaceta en la que se comunica el luto tiene su portada enmarcada en negro.
El luto riguroso suponía, para las mujeres, ir vestidas de negro de los pies a la cabeza y para los hombres ir completamente de negro, salvo la camisa. El luto de alivio era el que mezclaba prendas de luto con otras que no lo eran.
La Real Orden es más explícita y señala la forma en la que debían hacer esa manifestación externa de luto los personajes de la Corte que llevasen uniforme: los Oficiales Generales del Ejército y Armada, los Jefes del Ejército y la Armada, y todos los altos funcionarios del Estado debían llevar como distintivo “un lazo negro de crespón en el brazo izquierdo por encima del codo y guante negro”, mientras que las demás clases, tanto civiles como militares, llevarían el lazo “en el puño de la espada”. El luto sin uniforme “será el ordinario de traje y guante negros y gasa en el sombrero”. Todo ello conforme a una Real Orden de 23 de mayo de 1836.
La Real Orden de 1836 que se menciona en la declaración de luto por Alfonso XII fue publicada en la Gaceta de Madrid nº 529 de 30 de mayo del mismo año y fue una resolución de la Reina Gobernadora (curiosamente también en 1836 había una Reina Regente en 1836 Mª Cristina de Borbón) ante una exposición del Comandante General de la Guardia Real de infantería, en el que el mencionado militar manifestaba que el uso de pantalón negro por los Jefes y Oficiales en los lutos de Corte originaba un aumento de equipaje y una falta de uniformidad en las formaciones (ya que los jefes iban de negro y la tropa no). Ante esto la Reina Gobernadora resolvió que en los lutos de Corte se usase el crespón negro por encima del codo.
La siguiente decisión que tomó la Reina Regente y que aparece publicada en la Gaceta del día 26 fue la relativa al traslado del cadáver del Rey, que estaba en el Pardo y era necesario llevar al Palacio Real de Madrid. Quien lee esa disposición con ojos de protocolo ve reflejadas muchas de las indicaciones que nos han dado en protocolo oficial y en seguridad de autoridades.
Por un lado se dispone que el cadáver sea conducido a Madrid desde el Pardo a las once de la mañana del día 27 de noviembre, es decir a los dos días de haberse producido el óbito. Esto se comunica al Presidente del Consejo de Ministros para que éste esté informado y “ a fin de que por los respectivos Ministerios lo haga saber tanto al Gobernador de Madrid como a la parte eclesiástica que corresponda a los efectos oportunos; previniéndole que las clases de Palacio y el Clero del mismo esperarán el Real Cadáver en San Antonio de la Florida a la una de la tarde, debiendo desde este sitio hallarse formadas las tropas de la guarnición, a cuyo fin espero se sirva V.E. dar las órdenes oportunas al Capitán General, remitiéndole al efecto nota de tránsito que ha de llevar la Real Comitiva”.
Señala además la Real Orden que el Gobierno debería estar en el palacio de El Pardo para recibir el cadáver y que el Ministro de Gracia y Justicia lo acompañaría hasta el Palacio Real. Muy importante el papel de este Ministro durante todas las ceremonias, ya que es el Notario Mayor del Reino.
El recorrido que llevaría el cortejo fúnebre al llegar a Madrid era el siguiente:
Entraría en Madrid por la carretera de El Pardo hasta la Ermita de San Antonio de la Florida, donde estarían esperando el cadáver los recogidos en la R.O.
Paseo de San Antonio de la Florida
Paseo de San Vicente (hoy cuesta de San Vicente)
Calle de Bailén – Arco de la Armería – Plaza de Armas
En pocas palabras la R.O. indica quién, a qué hora y dónde tenía que estar en cada momento, además de señalar que calles debían estar expeditas para que por ellas discurriera la comitiva sin ninguna incidencia.
Los detalles del plano son del Plano de Madrid de Facundo Cañada, 1900