El post de la semana pasada quedaba “cojo”. Hablábamos de la fiesta premamá, una fiesta básicamente montada para mostrar a las amistades los objetos y vestuario del nasciturus, buscando su admiración y, porqué no, su pizca de envidia. Y nos faltaba algo: la canastilla. Toda esa ropita diminuta –habitualmente de un solo uso- que nos recuerda a la de las muñecas de nuestra infancia (y que cuesta tanto como la ropa de un adulto). El ajuar del bebé es algo que debe ser mostrado a las amigas y habitualmente es el objeto de sus regalos en un baby shower.
Este grabado de «La mujer en su casa» recoge todo cuanto podía necesitar un recién nacido de 1904:
- “Camisa, jubón y chambras”.
- “Capota”.
- “Faja, camisa y calzón”.
- “Pasapasillos” (una especie de capa con capucha).
- “Babero”.
- “Camiseta” que podía adaptarse a diferentes faldones.
- “Abrigo corto”.
- “Botita de paño bordado”.
- “Guante de punto”.
- “Botita de punto”.
- “Zapato de piqué”.
- “Abriguito corto de cachemira azul”
- “Gorra de bautizo”.
- “Gorrita para debajo”.
- “Capa de bengalina blanca”
- “Faldón de bautizo”
- “Faldón (…) sencillo”.
- “Cubremantillas de piqué”.
Dieciocho prendas indispensables para un bebé de 1904. Muchas de ellas aún se siguen usando y regalando ¿verdad?