El título es un poco engañoso, realmente no vamos a hablar de lo que cuesta una boda real, en esos entresijos no nos vamos a meter. De lo que vamos a hablar en esta entrada es de lo que presupuestó el ayuntamiento de Madrid para los festejos que iba a organizar con motivo de la boda de Alfonso XII con María Cristina de Habsburgo. Por si alguien cree que antes no se publicaban las cuentas y nadie sabía lo que se gastaba intentaremos sacarle de su error; las cuentas se conocían y se publicaban, además se comentaban en la prensa con bastante retranca.
El coste de una boda de esas características era enorme y la ciudad en la que “caía” el festejo tenía que contribuir en la medida de lo posible, tratándose de una boda real el lugar de celebración estaba claro, Madrid y su ayuntamiento tenía que quedar a la altura. En aquel momento España atravesaba una grave crisis económica a la que había que añadir las terribles inundaciones de Murcia y Almería y las necesidades que generaban.
¿Gastar o no gastar? He ahí la cuestión
El tema de la crisis económica, las inundaciones e incluso los deseos de la futura reina de que no se celebrasen festejos, destinando el presupuesto a los necesitados, generó un caluroso debate en el ayuntamiento que recogió el periódico El Imparcial el miércoles 12 de noviembre de 1879.
Por un lado se estaban las posiciones en contra de hacer festejos, que argumentaban que el ayuntamiento tenía un déficit de 18 millones de reales “muchos servicios por cubrir, muchas obligaciones sin cumplir (…) proyectos de obras sin realizar por falta de recursos, y en perspectiva uno o más empréstitos si se han de acometer las obras del ensanche (…) ¿Se debe pensar en gastar lo que no se tiene y hace falta para otras atenciones?” Los defensores de esta posición pedían que “se atendiese a las obligaciones municipales, que son muchas; que se administrase, puesto que esta es la misión del ayuntamiento, y de ese modo se podría vencer la incapacidad administrativa que por todas partes se encuentra”.
Quienes estaban a favor del dispendio defendían la necesidad de los festejos públicos ya que “a pesar de las grandes obligaciones que pesan sobre el ayuntamiento de Madrid, este no puede ni debe prescindir de hacer lo que é considera como un deber, y que sin grandes gastos trata de hacer unas fiestas que permitan ciertos desahogos al pueblo de Madrid, hermanando al mismo tiempo la caridad y la beneficencia con el esparcimiento y la distracción sin gravar los intereses del municipio ni recargar los impuestos”.
Se procedió a votación y por mayoría de 33 a 5 se apoyó realizar el gasto.
Presupuesto municipal para los festejos de una boda real
¿Qué partidas recogía aquel presupuesto? o lo que es lo mismo: ¿En qué se le iban a ir las “perrillas” al ayuntamiento de la capital?
El Imparcial recogía la siguiente tabla de gastos:
1 | Celebración del Te-Deum | 2.000 | |||
2 | Adquisición de un retrato de la futura Reina | 8.000 | |||
3 | Distribución de bonos de peseta para los pobres durante las fiestas | 50.000 | |||
4 | Aumento de jornales | 50.000 | |||
5 | Fuegos artificiales | 20.000 | |||
6 | Iluminaciones generales | 125.000 | |||
7 | Coste del título de licenciado para 10 estudiantes pobres | 10.000 | |||
8 | Función gratis en todos los teatros de la capital | 50.000 | |||
9 | Músicas, tablados, etc. | 15.000 | |||
10 | Premios a niños/-as que concurran a las escuelas municipales | 10.000 | |||
11 | Dos corridas de toros | 70.000 | |||
12 | Cronista de las fiestas | 5.000 | |||
13 | Obras en el Colegio de San Ildefonso | 6.000 | |||
14 | Gastos eventuales del Sr. Alcalde con motivo de los festejos | 25.000 | |||
15 | Adquisición de 5.000 números del periódico El Carnaval de París | 5.000 | |||
16 | Para gastos imprevistos a disposición del Sr. Alcalde | 49.000 | |||
TOTAL PESETAS | 500.000 | ||||
En el periódico La Época, de 12 de noviembre comentaban dos partidas, la número 11, relativa a las dos corridas de toros y la número 12, en la que se asignaba una cantidad para el cronista de las fiestas. Habría toros pero no alumbrado municipal: “La instalación de gas en las calles de Alcalá y Mayor no se llevará a cabo por ahora en cambio se darán dos corridas de toros”. Respecto al cronista lo veían bien siempre y cuando se tratase “de recompensar con ella el trabajo de alguno de nuestro primeros literatos; pero desde luego la conceptuaríamos excesiva y hasta inútil si por acaso se confiara esta misión, más que a una persona de mérito reconocido, al favor o a las recomendaciones”.
Una servidora hubiera comentado las aproximadamente 75.000 pesetas que se ponían a disposición del señor alcalde para gastos eventuales e imprevistos, ese tipo de cantidades de libre disposición en manos de un servidor público solo pueden traer disgustos.
¿Cómo quedó el tema?
El periódico El Demócrata, de 4 de diciembre publicaba un pequeño inserto en el que decía que la prensa estaba reclamando una cuenta detallada de los gastos de los festejos reales. Y añadía un suelto del periódico La Política del día 3 de diciembre en el que se censuraba la conducta del ayuntamiento con estas palabras
“Con demostraciones tan expresivas, con heridas tales como las que ha recibido, el Ayuntamiento no ha podido menos de morir ya ha muerto. Consagremos en su losa funeraria algún epitafio que sirva de ejemplo a los Ayuntamientos del provenir:
Aquí yace el Ayuntamiento de 1879
Todo lo hizo mal y fue condenado por la opinión pública a morir.
R.I.P.
A modo de conclusión
Hoy en día, si por cada gasto que no nos justifican los gestores del bien común publicáramos una esquela, los periódicos serían diarios necrológicos. ¡Gensanta!, que diría Forges.
Fuentes del texto: las mencionadas en el mismo disponibles en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional.
Fuente de la imagen destacada: La Ilustración Española y Americana de 8 de diciembre de 1879, disponible en la Hemeroteca Digital.