La semana pasada tuve la suerte de pasar unos días en Tenerife uno de los cuales visité La Orotava y los Jardines de la Marquesa de la Quinta Roja, cuyas siete terrazas ofrecen una espectacular panorámica de la villa. Buscando en el pasado he encontrado un acto que tuvo lugar en ese magnífico espacio, que aún hoy se conserva intacto, coronado por un mausoleo que nunca fue ocupado por aquel para quien se construyó (esto dará para otro post, porque es una historia muy interesante).
El 20 de mayo de 1888 fue inaugurada en La Orotava una Exposición de Horticultura de la que daban cuenta en La Opinión el 25 de mayo y La Ilustración Española y Americana el 15 de julio del mismo año. Fue lo que hoy denominaríamos un evento experiencial y así lo contaron los periodistas de los medios citados. Este acto se enmarcaba dentro del programa de las fiestas de La Orotava –Fiesta de las Flores– que incluían entre otras: una retreta la noche anterior, la procesión de San Isidro, globos aerostáticos, músicas y paseos. También hubo fiestas nocturnas que fueron brillantes tanto por “la iluminación general de la población” como por “la iluminación a la veneciana en la Alameda de la Constitución, en la plaza del Llano y calle del Calvario y los fuegos artificiales”.
Un espacio único para un evento experiencial: los jardines de la Marquesa de la Quinta Roja
Describe La Ilustración el espacio que ocupaba la exposición con estas palabras: “El recinto de la Exposición han sido los hermosos jardines de la Sra. Marquesa de la Quinta roja, que son la perla de la Orotava, y constituyen ellos solos variadísimo concurso de plantas y flores. Sobre la alameda de la Constitución se abría una elegante puerta de estilo Renacimiento alemán, bien concebida y hábilmente ejecutada, y en entrando por ella comenzaban las impresiones y las sorpresas [lo que hoy llamamos evento experiencial]; formaba el ingreso de la Exposición una pequeña terraza, desde la que se descubría, a la derecha, un extenso lago, de cuyas aguas y accidentados márgenes brotaban elegantes grupos de plantas y de flores, y en el que caía, formando tres soberbias cascadas, un verdadero río; a la izquierda, bordeando el lago y las cascadas, subía una rampa de pendiente suave, a cuyo término se desarrollaba amplia escalinata rematada por gracioso kiosco; un caprichoso puente rústico se dibujaba sobre la verde arboleda del jardín, de cuyas copas surgían, recortándose en el azul del cielo, algunas de las instalaciones de la Exposición, y allá en el fondo se destacaba, severo y majestuoso, el rico mausoleo dedicado por el amor maternal a perpetuar la memoria del último Marqués de la Quinta”. Doy fe de que todo está tal y como aquí se describe.
Acto de inauguración de la Exposición de Horticultura
La inauguración de la exposición se calificó como la “gran solemnidad del día, el acto que coloca a la Orotava en el círculo de los pueblos ilustrados y en la corriente del siglo”.
Los invitados se reunieron en el salón principal del Nuevo Liceo y desde allí se dirigieron a los jardines de la Marquesa de la Quinta Roja, sede de la exposición. La Opinión detalla los grupos de invitados: “los centros docentes de la Provincia como son el Instituto y la Escuela Normal; el colegio de abogados y la Económica de Tenerife, la autoridad eclesiástica, el cuerpo consular, el Gabinete instructivo y el Casino de la Capital, las subcomisiones de la misma ciudad, de la Laguna e Icod (…) representación del Ayuntamiento de esta Orotava y numerosos miembros de la Comisión organizadora”. También había presencia de medios de comunicación: “el Diario de Tenerife (…) Las Novedades, La Opinión, El Laud Canario y el Memorandum”.
Dice La Ilustración que faltó algún invitado de la presidencia, como el Sr. Gobernador Civil, lo que se señaló con “cierto disgusto” en los medios regionales. No es de extrañar, por tanto, este comentario sobre tan destacada ausencia en La Opinión: “espera [el Gobernador Civil], sin duda, otros actos de mayor importancia que ilustrar con su presencia, porque esto de exposiciones son cosas fútiles y que deben desdeñarse”. A pesar de esta ausencia el acto transcurrió “con una seriedad y compostura admirables”.
La presidencia del acto se situó en “la explanada inferior del mausoleo del Marqués de la Quinta Roja, bajo un elegante baldaquino”. Presidía el Sr. Alcalde-Presidente “quien concedió la palabra a D. Tomás Zerolo, que en nombre de la Comisión organizadora, leyó excelente discurso”. A continuación el alcalde declaró abierta la exposición y los invitados se diseminaron por los jardines para proceder a la vista.
¿Qué pudieron ver los invitados a la inauguración?
Había más de 7.000 elementos expuestos (según el Catálogo de la Exposición), entre ellos y según cuenta La Ilustración: “plantas, semillas, frutas, colecciones de aves, maderas, muestras de industrias y labores hortícolas, máquinas, etc.”, a los que había que sumar “más de 6.000 tiestos y macetas de flores, algunas de estas rarísimas y de elevado precio”.
La exposición fue un evento dedicado a los sentidos: la vista, al contemplar toda aquella belleza y el entorno en el que se desarrollaba; el olfato con los aromas de flores y plantas; el gusto al probar las frutas; el oído con el sonido del agua y los cantos de los pájaros y el tacto, porque seguro que alguien tocó aquellas extrañas flores de pétalos delicados. Todo un evento experiencial ¿no creen?
Fuentes:
La Opinión nº 557 de 25 de mayo de 188. Disponible en https://prensahistorica.mcu.es/es/consulta/registro.do?id=10005052578
La Ilustración Española y Americana de 15 de julio de 1888. Disponible en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
Dedicado a nuestro magnífico guía local: Jesús Acevedo.
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