En los primeros días de enero de 1877 llegó a la corte una embajada extraordinaria, procedente del Reino de Birmania que llamó la atención por el atuendo y los curiosos nombres de sus embajadores –impronunciables y de difícil escritura- quienes fueron recibidos con las ceremonias habituales en la corte de Alfonso XII.
¿Todo el mundo sabía dónde estaba Birmania?
En 1877 se denominaba Birmania, hoy la conocemos como República de la Unión de Myanmar o Myanmar a secas. Reconozco que me costaría encontrarla en un mapa, sé que está en el Sudeste Asiático, pero no me pidan más. Parece que no era así en aquellos años del último tercio del XIX por que el autor de la crónica abre su artículo con estas palabras “Ninguna persona ilustrada ignora que el Reino o Imperio de Birmania (…) es un vasto y rico país del remoto Oriente, situado entre la India, la China y Siam”; en la actualidad –y con los cambios de nombre producidos por la evolución histórica de la región- la descripción sería: limita al norte con China, al este con Tailandia y Laos, al oeste con India y Bangladesh, y al sur con la bahía de Bengala y el mar de Andamán.
Gobernaba Birmania “un joven soberano, que (…) realiza laudables esfuerzos para que [su reino] tome parte activa en el gran movimiento civilizador de los tiempos modernos”. He estado buscando a ese joven soberano y he llegado a la conclusión de que se trata de Mindon (1808-1878) de la dinastía Konbaung, el penúltimo rey de Birmania que reinó entre 1853 y 1878. Joven, joven, ya no lo era mucho en aquella época, pero según Wikipedia fue uno “de los más populares y venerados del país”.
¿A qué venían desde tierras tan lejanas?
Señala La Ilustración española y americana de 22 de enero de 1877 que la embajada extraordinaria tenía un objetivo doble: por un lado “ofrecer sus respetos a S.M., el rey D. Alfonso XII y [por otro] procurar el establecimiento de relaciones comerciales entre aquel país y el reino de España, cuyo nombre es objeto de gran consideración en Birmania, principalmente después de la victoriosa expedición de nuestros soldados a Joló 1”.
Nombre y rango de los Embajadores
El semanario nos indica la composición de la embajada y da cuenta del nombre de sus embajadores, o de lo que el periodista entendió por tal (entre paréntesis aparecen los nombres en la Gaceta de Madrid de 15 de enero 1877):
Embajador de primera clase: Woondonk-Myonnglha Mengyee Thiri Maha Zayathoo (Woundoúk-Myounhla Myiozu Mingóme Thiri Maha-Zéya Thou)
Enviado de segunda clase: Thadamsin Meng Maha Meden Mengyaw (Thandanzin Mingla Jhoundin Byan Illé Ok Maba Mindin Mingyo)
Enviados de tercera clase: Saray Damgyee Meng Menlha Thiri Kyaw Goung (Sayéguie Miala Thiri Kiegá) y Saray Damgyee Meng Nay Myo Thidi Kyoden (Sayéguie Na Myo Theikdi Kiodin).
El periodista debió coger los nombres “de oído” porque coincidencia con la Gaceta tiene la justita. Aunque hay que reconocer que es muy políticamente correcto ya que, a renglón seguido, apunta: “Armoniosos serán acaso estos nombres en el idioma de Birmania, más para los que hablamos la lengua de Castilla tiene su verdadero carácter, permítasenos decirlo con el mayor respeto, de enrevesado pastel tipográfico”.
Ceremonia en Palacio
En la Gaceta de Madrid de 15 de enero recogen los detalles de la ceremonia que tuvo lugar en el Palacio Real de Madrid a las 13:00 horas del 14 de enero para recibir a la “Misión Extraordinaria de Birmania”.
El rey Alfonso XII estaba acompañado de “los Excelentísimos Sres. Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Estado, los altos funcionarios de la Real Casa, los Grandes de España, Gentiles-Hombres, Mayordomos de Semana y demás servidumbre que asiste a estas ceremonias”.
El Introductor de Embajadores anunció al primer embajador: Woundoúk-Myounhla Myiozu Mingóme Thiri Maha-Zéya Thou, quien procedió a la lectura de la “carta de su soberano que le acredita en calidad de embajador de primera clase”. Leyó a continuación el nombre y rango de sus acompañantes. En el cuerpo de la carta, el Soberano de Birmania expresaba “en los términos más amistosos, su vehemente deseo de entablar relaciones con España”, encargando “a sus Embajadores eleven a las Reales manos los presentes que envía a S.M.”.
Una vez leída la carta, el embajador entregó las insignias de la Orden de Birmania a S. M. el Rey y éste procedió a pronunciar unas palabras:
“Sr. Embajador: Es en extremo agradable para Mí la presencia en mi Corte de los Enviados de S.M. el Soberano de Birmania, y por tanto recibo con sumo gusto su carta y las muestras de aprecio que en su Real nombre Me dais.
Sin perjuicio de contestar oportunamente a dicha carta, tengo un verdadero placer en manifestaros que participando Yo de los mismos deseos que anima a S.M., no omitiré medio alguno para cooperar al mejor éxito de la honrosa Misión que es objeto de vuestra venida.
Podéis, pues, Sr. Embajador, hacerlo saber así a vuestro Augusto Soberano, y darle al mismo tiempo la seguridad del vivo interés que siempre tendré en todo lo que contribuya a su felicidad y a la prosperidad de Birmania”.
Gaceta de Madrid de 15 de enero de 1877.
Una vez finalizada la ceremonia y, como era tradición, los “Embajadores pasaron a las habitaciones de S.A.R. la Serma. Sra. Princesa de Asturias con objeto de ofrecerle el homenaje de su respeto”. Tras esta visita se retiraron a su lugar de alojamiento “con los mismos honores que se les dispensaron al dirigirse a Palacio”
Etiqueta birmana
Da cuenta La Ilustración de la etiqueta que los embajadores vistieron para la ocasión: “Una especie de levita de gro2 blanca y túnica de seda a rayas; usan calzado y medias al estilo de los europeos; llevan en la cabeza un angosto turbante, también de gro blanco, que deja al descubierto la parte superior de la misma, sobre la cual sujetan una mata de retorcido y brillante cabello”.
Ceremonial español, etiqueta y condecoraciones birmanas y dos idiomas sin nada en común, así comienzan y se mantienen las relaciones diplomáticas, siempre bajo el paraguas de la más estricta cortesía.
Fuentes: las mencionadas en el texto, a digitalizadas en la Hemeroteca Digital Hispánica y el Boletín Oficial del Estado.
- La expedición a Joló que se menciona en el texto es la que tuvo lugar en 1876 dirigida por el general Malcampo con el objetivo de “castigar a los audaces piratas malayos”.
- Gro: tela de seda sin brillo y de más cuerpo que el tafetán (Diccionario de la Lengua Española).
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