La Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Santa María la Real de la Almudena, por simplificar “Catedral de la Almudena” tiene en sus cimientos dos primeras piedras. Las vicisitudes por las que ha pasado su construcción a lo largo de los siglos tienen mucho que ver con esta duplicidad «piedrística» y, habiéndose celebrado hace unos días el día de la Almudena, este blog ha querido recordar esos dos actos separados por dos siglos y medio.
Primera Primera Piedra 15 de noviembre de 1623
Del acto de colocación de la Primera Piedra de la iglesia de Nuestra Señora de la Almudena el 15 de noviembre de 1623 he encontrado referencia en dos documentos: La Ilustración Española y Americana de 30 de septiembre de 1885 y la Memoria del proyecto de construcción de la catedral elaborada por el arquitecto director de las obras D. Enrique Repulles y Vargas en 1916.
En La Ilustración daban por desparecida aquella primera piedra que se colocó en algún lugar de los cimientos “henchida de reliquias, monedas y documentos del tiempo” y que contó con la presencia de “la Familia Real, los Cardenales Espínola y Zapata y varios reverendos obispos”.
La Memoria mencionada, cuyo fin era presentarla al Papa Benedicto XV, recoge en su argumentario una mención a aquel solemne acto de 1623 y dice de él que se celebró “con gran pompa y magnificencia, asistiendo el Monarca, la Corte, Comunidades, Clerecía, Ayuntamiento, Consejos y Caballeros de las Órdenes Militares”.
Segunda Primera Piedra 4 de abril de 1883
Del acto de colocación de la segunda primer piedra hay mucha más información. La encontramos recogida con gran detalle en el periódico La Época los días 4 y 5 de abril de 1883. Leyendo el diario podemos seguir paso a paso un acto de gran solemnidad, muy similar al que se organiza en nuestros días.
Inicio del acto de colocación de la primera piedra
El acto empezó a las 15:00 horas con la llegada de SS. MM. los reyes Alfonso XII y María Cristina, la reina Isabel, las infantas Isabel, Paz (princesa de Baviera desde el día 2 de abril) y Eulalia. Acompañaban a la real familia “el príncipe de Baviera, el príncipe don Alfonso, la duquesa de Medina de las Torres, la condesa Superunda, la duquesa viuda de Híjar y la baronesa de Reichin, además del marqués de Alcañices y otros altos empleados de Palacio”. En el lugar ya se encontraban el Cuerpo Diplomático extranjero y damas de la nobleza.
Acondicionamiento del lugar
El lugar en el que se iba a colocar la primera piedra estaba en la parte más alta del solar que albergaría el futuro edificio, por lo que fue necesaria la instalación de una obra de arquitectura efímera –una carpa– para albergar a los reales invitados y verificar la firma del acta. En La Época del 5 de abril describen esa carpa, que era en realidad una tienda de campaña, pero no cualquier tienda, era la que había acompañado a S.M. durante la campaña que hizo en la Guerra del Norte. La tienda, que había sido convenientemente adornada para la ocasión, lucía en lo más alto de su mástil un gallardete con la enseña nacional. En su interior se podían contemplar los planos y bocetos del futuro edificio.
Objetos simbólicos
Como en toda primera piedra una urna –en este caso de zinc- contenía una serie de objetos simbólicos de los que da cuenta el diario mencionado:
- El acta de la ceremonia firmada por los miembros de la real familia, altos cargos de Palacio, el Nuncio de Su Santidad, el Cardenal Moreno, el Obispo de Ávila y la Marquesa de Miraflores (presidenta de la Junta parroquial promotora de las obras). Del contenido del acta dio fe el Notario de Madrid, D. Zacarías Alonso Caballero.
- Dos ejemplares de la Gaceta de Madrid y el Diario de Avisos del día de la fecha.
- Las medallas conmemorativas acuñadas con ocasión de las dos bodas de Alfonso XII.
- Monedas de curso legal.
- Un poema dedicado a la Virgen de la Almudena escrito sobre pergamino por la infanta Doña Paz.
Una vez introducidos estos objetos simbólicos se procedió a sellar la urna y llevarla al lugar en el que sería depositada, para lo cual se formó una comitiva a cuyo frente iba el clero de la parroquia de Santa María.
La primera piedra
La primera piedra que se situaría encima de la urna de zinc estaba suspendida en una polea sobre el hueco en el que reposaría definitivamente. Era un bloque cuadrado de gran peso y con inscripciones en latín en sus caras: “Templum domini”, “Dei struchera est”, “Dei edificio est”, “1883”. Además estaba adornada con varias cintas de raso en las que se leía la inscripción “Primera piedra del templo parroquial de Santa María de la Almudena”.
Un ceremonial religioso precedido del cántico de unas preces, en el que se bendijo la piedra y las futuras obras, dio paso a otra ceremonia simbólica en la que “los reyes y toda la real familia fueron echando paladas de cal con primorosas paletas de plata y marfil”.
Cierre del acto
El acto se cerró con los discursos del Cardenal Moreno y S.M. el Rey alusivos al futuro edificio y su historia.
Un poema bajo una piedra
Bajo la segunda primera piedra, en los cimientos de la catedral, en esa urna de zinc hay un poema, más bien una oración, que una joven princesa escribió de su puño y letra, cuyo texto recoge el periódico La Época y que aquí les incluyo:
Como en otras ocasiones comprobamos que no hay nada nuevo bajo el sol, los actos se vienen realizando desde hace mucho tiempo siguiendo una secuencia similar. Algo tan habitual como una primera piedra, se puede rodear de gran solemnidad, tanto por la calidad de los asistentes como por la del edificio que sobre ella se construirá.
Fuentes
Los periódicos consultados para realizar este post están a su disposición en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional.
La Memoria del proyecto de construcción de 1916 se puede consultar en la Biblioteca Digital Hispánica.
La imagen destacada, plano alzado de la catedral que estaba previsto construir, pueden encontrarla en La Ilustración Española y Americana de 30 de septiembre de 1885.