La preparación de la misa del domingo de Ramos en Palacio en la época de los Austrias tenía su complejidad. Una misa de esas características, la de la conmemoración de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, requería unas buenas palmas, pero no valía cualquier palma o rama de olivo; las palmas que se utilizaban en Palacio procedían de Orán y había que recogerlas en Toledo.
He preparado un mapa conceptual (he aprendido a hacerlos ayer) con el detalle de los preparativos que se ponían en marcha para que el elemento esencial de ese día, la palma, estuviese en la capilla real en el lugar y momento precisos:
¡Buen domingo y buena Semana Santa!
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