En protocolo el asiento [puesto] que se ocupa es importantísimo ya que da cuenta de la importancia de quien se sienta en él. Ya esté el asiento en la presidencia, próximo a ella o en una media o corta distancia, quien se sienta sobre él sabe que su puesto, empleo o rango le ha llevado a esa posición en el evento y, lo que es más, puede inferir la importancia de los que tiene delante, detrás y a los lados.
Esto ha sido así desde que el ser humano puebla la tierra. Ignoro todo sobre protocolo de los primeros pobladores del planeta azul pero a buen seguro que había rangos que derivaban de la jerarquía con respecto a un líder, a mayor proximidad, mayor importancia. No está en mi ánimo darles la barrila (expresión aceptada por la RAE) prehistórica, por lo que vamos a volver de tan remota época a un momento más cercano, el siglo XIX y una ceremonia muy vistosa que tenía lugar en la víspera de la festividad de la Inmaculada en la Capilla de Palacio: la Solemne Ceremonia del Capítulo de la Orden de Carlos III. Cuento para ello con un manuscrito de 1802 en el que detallan el Ceremonial de la Real Capilla de Su Magestad Católica, y está dedicado a la reina María Luisa de Borbón.
La importancia del asiento en el ceremonial de la Real Capilla
La reunión del Capítulo de la Orden de Carlos III era un ceremonial de una gran solemnidad, al que se acudía con la indumentaria requerida en el Capítulo X de las Constituciones de la Orden. Dicha indumentaria, para las Grandes Cruces consistía en un–“manto de tercianela azul celeste, cuajado de estrellas de hilo de plata, con su muceta y dos fajas, que caerán desde el cuello hasta los pies, de la misma tela, y bordadas del propio hilo (…) túnica de tercianela blanca, guarnecida de fleco de seda azul y plata; cíngulo de estas especies y calzón de seda negro; sombrero liso con plumaje blanco, espadín de acero listo y el collar” Tal y como vemos en el grabado que es imagen destacada de esta entrada.
La solemnidad también requería una cuidada distribución del espacio -lo que también vemos en el grabado- distinguiendo entre ambos lados del altar: el de la epístola y el del evangelio. En ambos lados se colocaban asientos que, según la mayor proximidad al rey, señalaban la importancia de quien los ocupaba y de los rangos que la propia Orden establecía.
Asientos en el lado del Evangelio
En el lado del Evangelio se situaba el sitial que ocupaba el rey –Jefe y Gran Maestre de la Orden- y a continuación tanto en el mismo lado como enfrente se situaban el resto de los miembros de la Orden.
Próximos al puesto ocupado por el rey se situaban los Jefes de Palacio que acudían a este tipo de ceremonia, ya fuesen caballeros de la Orden o no. ¡No me digan que esto no les suena! Por supuesto, al artículo 19 del RD 2099/83 “El Alto Personal de la Casa de S. M. el Rey, cuando acompañe a SS. MM. los Reyes en actos oficiales, se situará en un lugar especial y adecuado, de acuerdo con las características y circunstancias de cada caso, sin interferir el orden general de precedencias, con la proximidad necesaria a las Reales Personas, para que pueda cumplir, cerca de Ellas, la misión que le corresponde”. Si es que no hay nada nuevo bajo el sol, me temo.
A la derecha del sitial de S.M. se situaban las sillas correspondientes al Príncipe de Asturias y los Infantes. A ambos lados los bancos para los Caballeros Grandes Cruces y a continuación los destinados a los Caballeros Pensionados.
Asientos en el lado de la Epístola
Frente a S.M., precedidos del Gran Canciller de la Orden, se sentaban prelados y eclesiásticos. Que vestían “con el traje y adorno propio de su dignidad” y se ordenaban por la precedencia que les daba esa misma dignidad eclesiástica, para casos de concurrencia se aplicaba un criterio que también nos sonará, el de la fecha de nombramiento. A igualdad de fecha entraba en juego otro criterio: el de la antigüedad de su consagración.
Situados tras los prelados iban los bancos destinados a los eclesiásticos que fuesen caballeros pensionados.
Los Ministros de la Orden se situaban en un banco entre las filas de los caballeros Grandes Cruces, distribuidos según otro sistema que utilizamos mucho en la actualidad: la alternancia. En el centro se situaba el Maestro de Ceremonias de la Orden, a su derecha el Secretario y a su izquierda el Tesorero.
Al fondo de la Iglesia
Los menos importantes: los caballeros novicios. Estos tenían muy claro su papel.
A modo de conclusión
Dime qué asiento ocupas y te diré cuál es tu rango, título de esta entrada, es perfectamente aplicable a cualquier ceremonia solemne. El espacio se distribuye teniendo como centro al más importante y a su lado se van organizando los puestos teniendo en cuenta los rangos, a mayor cercanía, mayor rango. En los puestos situados enfrente se sigue la misma estrategia. Además se aplican criterios como la fecha de nombramiento y la antigüedad para solucionar los problemas de concurrencia de autoridades del mismo rango.
Fuente mencionada en el texto disponible en la Biblioteca Digital Hispánica.
Fuente de la imagen: La Ilustración Española y Americana de 22 de diciembre de 1878. Disponible en la Hemeroteca Digital.