La Ilustración Española y Americana de 30 de octubre de 1881 recoge un amplio artículo bajo el título “El Aniversario de los muertos”, en el cual Ginés Alberola reflexiona sobre el significado del 2 de noviembre, día de Difuntos. Comparto con ustedes algunos párrafos del artículo (al que me he permitido poner algunos encabezados) porque quien más y quien menos tiene a alguien que recordar este día (y todos los del año) no necesariamente rezando.
Tradición, costumbre y recuerdo general
“En los textos antiguos de los Padres de la Iglesia encontramos innumerables alusiones, más o menos directas, sobre la conmemoración de los difuntos. Tertuliano (…) coloca esta práctica entre aquellas que en su tiempo se observaban por virtud de la tradición. San Agustín (…) menciona (…) esta conmemoración universal (…) en favor de los muertos: “La Iglesia ha establecido que las oraciones por los difuntos se hagan en conmemoración general (…) y sin pronunciar ningún nombre en particular, por todos los muertos (…) a fin de que los que no tienen hijos, ni parientes, ni amigos que pidan a Dios por ellos, reciban este servicio de la buena madre común (…).
¿Por qué a principios de noviembre?
“Nuestros padres dedicaron un día del año para la conmemoración especial de los muertos y que (…) en el siglo décimo, [se] fijó este aniversario en la estación más triste y melancólica: cuando las golondrinas se van y el purísimo azul del cielo desaparece bajo el espeso manto que forman las mil cenicientas nubes que a la continua lo cubren; cuando el son no dora con sus rayos de fuego las espigas de los campos, ni las flores embalsaman con sus suaves esencias la atmósfera de la tierra, ni los pájaros cantan (…) ni los árboles ostentan sobre sus copas su frondoso ropaje de hojas (…) la época del dolor, del desencanto de la Naturaleza; en el otoño y del otoño, en el día 2 de Noviembre”.
Música sacra ligada a esta tradición
“Penetrad en sus iglesias, y en los ámbitos de cada una de ellas oiréis resonar, en este solemne día, según las prácticas de la liturgia católica, el himno del terror, el Dies irae y el himno de la esperanza, el Miserere; en tanto que de la alta torre cae, como eco lejano de la eternidad, el lúgubre son de la campana, que convoca al mundo cristiano a rezar por los difuntos”.
El cementerio: una visita obligada
“Visitad los cementerios, esos lugares sagrados, que guardan los huesos de mil generaciones, especio de libro psicológico donde contempla el hombre su pequeñez al par que induce la inmortalidad de su alma, y los hallaréis cuajados de gentes, que con coronas de siemprevivas en las manos, con llanto acerbo en las mejillas, con dolor inmenso en el corazón, abriendo desmesuradamente los ojos para atisbar más pronto la losa que cubre los restos de los seres más queridos de su vida, formando como fúnebre cortejo, discurren en todas direcciones, pro calles compuestas de cipreses, de sepulcros y de cruces latinas (…)”
“Y por doquier, lo mismo el pobre que el rico, lo mismo el soberbio que el humilde, lo mismo el viejo que el joven, todos elevan al cielo místicas plegarias y vierten sobre la tierra consoladoras lágrimas a la memoria de sus queridos y nunca olvidados muertos”.
Una frase para reflexionar: Pulvis es, et in pulverem reverteris
“Ya veis, poderosos de la tierra (…) De nada os sirve la altura de vuestro trono, ni la omnipotencia de vuestro poder, ni el brillo de vuestra corona (…) ni el escudo que ostentáis (…) ni el derecho de regir los mundo y de gobernar las consciencias (…) Venid conmigo al cementerio, y veréis qué se ha hecho aquel manto imperial de Carlos V, y aquella relumbrante corona de Felipe II, y aquella espada vencedora de Napoleón I (…) Todo polvo, todo pavesas, todo humo, todo nada. Y al ver esto, al ver la pequeñez de tanta grandeza, ¿no sentís rebajada vuestra soberbia y disminuido vuestro orgullo? “
Por mi parte nada más, que cada uno recuerde a aquellos que ya no están como crea conveniente. Yo me despido hasta la semana que viene en la que seré más optimista. ¡¡Buena semana, protocoleros!!
Fuente del texto e imagen: La Ilustración Española y Americana de 30 de octubre de 1881, disponible en la Hemeroteca Digital Hispánica.