Fin del verano, dejamos el anaquel hasta nueva ocasión no sin antes echar un vistazo a algún libro que nos hable de la forma cortés de despedirnos.
La encontramos en el libro «Cortesía y Buen Tono» de la Condesa de Collalto, en el que se dan unas «Breves indicaciones para alternar en la Buena Sociedad«.
Tomo nota de lo que se refiere a las despedidas y las pongo en práctica, no quisiera yo despedirme «a la francesa». La autora tiene muy claro que ante la actitud de quienes “no saben cómo componérselas para marcharse de un salón (…) – y buscan – breves frases una fórmula que explique su partida y dilatan ésta, porque no encuentran aquellas”, es necesario seguir esta recomendación:
Esperar un rato y “aprovechando la ocasión que ofrece la conversación que languidece”, levantarse, dirigirse a la dueña de la casa y despedirse “con un apretón de manos y la promesa de volver a verse”. Del resto de invitados se despedirá con una ligera inclinación de cabeza.
La Condesa de Collalto también nos previene de lo que es de pésimo gusto y, por tanto, en ningún caso debe hacerse:
Aprovechar que la dueña de la casa se ha levantado para saludar a un nuevo visitante y “escurrirse rápidamente”, de modo y manera que parecen “huir” del recién llegado.
Si le acompañan a la puerta no hay que volver a despedirse en ese punto, ni aprovechar la ocasión para “contar algo que haya quedado por decir cuando se estaba en el salón”.
Como prueba de que tengo muy en cuenta las indicaciones de la Condesa me despido de ustedes con una ligera inclinación de cabeza y la promesa de volver a vernos en un futuro no muy lejano: ¡Buena vuelta de vacaciones a todos».
Imágenes, captura de pantalla de:
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