Hace unos días terminé de leer el libro Rules of Civility, de Amor Towles, una obra de ficción histórica cuya trama transcurre en el Nueva York de finales de los 30 del siglo pasado. Me habían recomendado otro libro de este autor – A gentleman in Moscow– pero, al ser un autor que ha publicado muy poco, decidí empezar por su primera novela.
Rules of Civility me parece un libro extraordinario. La forma en la que el autor escribe y describe a sus personajes; las interrelaciones que se crean entre ellos; la trama y el momento histórico en el que la sitúa, son los aspectos que destacaría. El ambiente tiene un aire al Gran Gatsby de Scott Fitzgerald tanto en sus personajes, herederos de grandes fortunas, arribistas, alta sociedad y esnobs, como en los sentimientos que trata, amor, amistad, decepción y traición. Pero este libro, además, va de buena educación y cortesía. Y de eso es de lo que voy a hablarles.
En varios capítulos hace referencia a las famosas normas de cortesía y buen comportamiento escritas por George Washington cuando tenía unos 16 años, e incluye las 110 en un apéndice al final del libro. Hay que señalar que el famoso presidente lo que hizo fue transcribir en un cuaderno escolar unas normas de cortesía que tenían su origen en la Francia del siglo XVI y que durante el XVII ya estaban ampliamente difundidas[i]. Dicho cuaderno, como otros muchos de época escolar del presidente, están custodiados en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
De las 110 hay algunas en las que, además de buenos modales, también se habla de protocolo: saludos, rango, presidencia, precedencia y tratamientos. He aquí las diez que he elegido para compartir en el bien entendido que no se trata de una traducción literal si no de resaltar la idea central de cada una de las máximas :
Regla 26.- Al quitarse el sombrero ante personas distinguidas, nobles, jueces, eclesiásticos, etc. ha de hacerse una reverencia con mayor o menor inclinación de la cabeza según la costumbre y la calidad de la persona a quien se dirige el saludo.
Regla 28.- Ceder el paso a quien tenga mayor rango, edad o calidad.
Regla 29.- Cuando vayamos caminando, el puesto más importante es el de la derecha, por lo tango hay que situarse a la izquierda de la persona a la que queremos honrar; pero si son tres las personas que caminan juntas, el puesto más importante es el del medio.
Regla 30.- El ceder el puesto es siempre decisión del anfitrión, teniendo en cuenta la condición de aquel en favor del cual se cede.
Regla 32.- Entre iguales tiene precedencia el anfitrión y puede ceder su puesto en la presidencia al invitado, quien puede aceptar o rechazar el ofrecimiento siempre de forma cortés.
Regla 33.- Hay que respetar la precedencia de las autoridades en todos los lugares.
Regla 34.- Si hablamos con alguien de mayor rango, dejemos que sea él quien hable, no empecemos hablando de nosotros mismos.
Regla 36.- Los de rango inferior no deben exagerar las cortesías con los de rango superior, si no mostrar respeto y dedicarles los honores que merecen. Los de rango superior tratarán a sus inferiores con cortesía, sin arrogancia.
Regla 39.- De palabra o por escrito dale a cada persona el tratamiento que le corresponde por su rango y la costumbre del lugar.
Regla 42.- Tratamientos y cortesías han de ajustarse a la dignidad de la persona a la que se ofrecen y el lugar en el que se está.
Hasta aquí las diez reglas que quería mencionar y que recogen el punto en el que cortesía, urbanidad y protocolo se encuentran: al saludar, en los tratamientos y en el respeto al rango y la precedencia.
¡Buena semana, protocoleros!
[i] Jennifer Stertzer lo recoge en un post “The Rules of Civility” (2013) que publica www.washingtonpapers.org