En el libro «Distinción y etiqueta moderna» de 1956, J. Sánchez Montero, su autor dedica un capítulo a cómo tratarse bien a uno mismo, lo que podríamos llamar la imagen personal, incluso la marca personal en los años 50 del siglo pasado.
La máxima de la que parte el autor es la siguiente: “la persona que no cuida de su cuerpo y su carácter con la pulcritud necesaria, debe aislarse y evitar el trato con sus semejantes (…) de no hacerlo, se puede ver en el sensible trance de no ser atendido –e incluso- repudiado por las personas a quienes acuda en solicitud de amistad y compañerismo”.
Tras esta indicación general llegan los consejos (o tips, que diríamos 60 años más tarde) y que recojo aquí a modo de decálogo (todos ellos aplicables en nuestros días, así que el salto del pasado al presente en las oraciones está justificado):
- Aseo personal al levantarse y al acostarse: manos, cara, cuello, brazos, oídos y lavado y peinado de cabeza.
- Baño diario.
- Uso de colonia.
- Limpieza de dientes y hacer gárgaras por la mañana, por la noche y después de las comidas.
- Afeitado diario y corte de vello de nariz y oídos (caballeros).
- Cuidado de uñas: todas a la misma medida (eso de que “el meñique lleve la uña de mayor tamaño” era de muy mal gusto). En el cuidado de las uñas, avisa: los dientes no son tijeras.
- No se humedecen los dedos con saliva para pasar las páginas del periódico, o de cualquier documento.
- No se estornuda o tose sin poner la mano sobre la boca o utilizar el pañuelo de bolsillo.
- No nos rascamos la cara, la cabeza, ni se escupe, eructa o hace otros sonidos fisiológicos; son defectos incorrectos y groseros.
- La limpieza debía rodear al sujeto: casa, habitaciones, muebles, paredes, cortinas y adornos, limpios y aireados.
El autor reconoce que estos consejos no van dirigidos a quienes son aseados y limpios (según él la mayoría) sino a aquellos que “viven en su propia salsa” a los que hay que ayudar “con estas advertencias para que se pasen al campo de los que observan una pulcritud desmedida en el aseo”
Como vemos, ni uno de ellos sobra; tal vez cambiaría el número 3 «Uso de colonia» por «Uso de desodorante», pero el resto puede quedar tal cual.
Ilustraciones, captura de pantalla de:
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