Buscando información sobre mantillas para preparar la intervención de la semana pasada en Hoy en Madrid, me topé con una historia de las mantillas y su utilización como medio de protesta por las damas de la nobleza, ante la presencia de Amadeo de Saboya en el trono español; lo que se dió en llamar la Rebelión de las Mantillas. Dicha rebelión, llamada también manifestación española, por la prensa de la época, consistió en una serie de manifestaciones (no tal y como ahora las entendemos) protagonizadas por damas de la aristocracia durante los días 20 a 22 de marzo de 1871. Dichas señoras, con ánimo de ofender a la nueva reina, decidieron pasear vestidas a la antigua usanza mostrando así su rechazo a los nuevos reyes y el apoyo a los borbones depuestos. Un resumen de esta historia lo pueden encontrar en el artículo «A rey puesto, rey depuesto» de Miguel Ángel Almodóvar.
No voy a entrar en política, no es lo mío, pero he de reconocer que al leer sobre el tema me entró la curiosidad por conocer un poco más de esa historia en la que un complemento de la etiqueta femenina se utilizó como medio de protesta. Lo que más me interesaba era ver si algún medio de la época se hizo eco de tan singular protesta, y lo encontré: La Moda Elegante y La Ilustración Española y Americana, lo mencionaban.
La Moda Elegante de 30 de marzo de 1871, en la sección «Cartas Madrileñas» firmada por el Marqués de Valle-Alegre, menciona el incidente, destacando la injusticia que suponían los ataques que algún sector de la prensa hacía a las damas de la aristocracia por «resucitar modas antiguas» y vestir «el característico traje español». Menciona el semanario un incidente que se produjo en un concierto en el Teatro de Rivas donde las marquesas de Alcañices (no olvidemos el papel que el marqués de Alcañices tuvo en la restauración borbónica) y Valdemediano, se presentaron vestidas de majas: «falda negra (…) airosa mantilla de encaje, el peinado alto, con el característico peine de teja».
La revista continúa quitándole importancia al asunto, señalando que la innovación introducida por estas señoras le pareció graciosa a otras damas y al coincidir este hecho con la llegada a Madrid de la esposa de Amadeo de Saboya, a la prensa no le pareció un capricho de la moda, sino una «manifestación española»; lo que en opinión de quien firma el artículo era exagerado.
Una semana más tarde el semanario mencionado le volvía a restar importancia al incidente y de nuevo el Marqués de Vista-Alegre, firmaba un artículo en el que afirmaba que los emblemas del antiguo traje nacional: la peineta y la mantilla, habían vuelto a los armarios, sin que la sangre hubiera llegado al río, ya que se trataba de un mero capricho de las damas que habían vestido los trajes de sus abuelas.
La Ilustración Española y Americana de 15 de julio de 1871 publica un artículo de Mesonero Romanos, titulado El Prado y la sociedad matritense en 1825. En este artículo el autor hace referencia a la forma de vestir de las mujeres en aquella época y casualidad de las casualidades, al antiguo traje español. Comienza el párrafo en el que describe el mencionado atuendo con esta exclamación:
«¡Dichosos tiempos en los que aún no se habían inventado aún las barbas prolongadas, ni el bigote retorcido, o se dejaban como patrimonio de militares y capuchinos!» (No se a ustedes pero a mi solo se me ocurre una cara que coincida con esta descripción, y no señalo a nadie, solo la incluyo).
Pero veamos la descripción del traje que hace Mesonero Romanos: «… el peinado alto a la Girafa, los bucles huecos y la peineta de concha o pedrería, daban a la cabeza cierto aire monumental; y sobre todo el traje de maja andaluza (…) la mantilla blanca y cruzada al pecho (…) era un traje expresivo y fascinador, propio exclusivamente para realzar la gracia y donosura del tipo español«.
Alabanzas al traje típico español y a la mantilla; las damas desempolvando la moda típica de sus abuelas, en la que la mantilla y la peineta eran complementos necesarios … a mi me hacen pensar en el descontento como mar de fondo.
Por la Historia sabemos que este fue uno de los numerosos desaires que la aristocracia borbónica hizo a la real pareja y que, al estar relacionados con actos de protocolo, seguro les iré contando en este blog.
Fuentes:
- La Ilustración Española y Americana
- La Moda Elegante
- Biblioteca Digital Hispánica
- Cervantes Virtual
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