“El toreo a caballo está íntimamente conectado a la existencia de una nobleza avalada por sus funciones militares y depositaria de unos valores específicos”; dichos valores fundamentaban su estatus privilegiado, a la vez que le exigían un comportamiento determinado ante los demás basado en unos patrones de conducta que legitimaban su posición en la sociedad estamental. Ante la sociedad cortesana de su tiempo debían exhibir unas “actitudes caballerescas” como son: “valor, temple, elegancia, sosiego”, ante el rey además mesura y caballerosidad, a la vez que escondían las preocupaciones y ocultaban los sentimientos, lo que le ayudaba a ofrecer una imagen adecuada a su rango social (Campos, 2007)
El toreo caballeresco surge como ejercicio para el entrenamiento militar del noble una vez abandonada su ocupación guerrera, pero que desea mantener la imagen de defensor de la sociedad a la que pertenecía. A través de estos festejos, “auspiciados por la realeza pero reglamentados por los caballeros que intervenían en ellos”(Campos, 2007), la nobleza publicitaba sus ideales lanzando el mensaje de modelo de virtud, protección, valor, que ayudaba a consolidar su poder estamental, su posición de dominio político, social y económico, ante el pueblo que presenciaba la majestuosidad en que los fastos se desarrollaban.
Cuando salía a torear lo hacía en un marco cortesano, ya que “la presencia en los balcones y en los tablados de las plazas de personajes palaciegos y nobiliarios era un motivo para la participación de los caballeros en las empresas del empeño taurino”, la mayoría de los que estaban en la plaza pertenecían a su misma clase, participaban de una mentalidad similar y exigían un comportamiento acorde a su rango, siendo a la vez ese comportamiento el que “maravillaba” al pueblo llano. De esta forma la institución festiva: “Era utilizada para lanzar un mensaje propagandístico del noble como modelo de virtud, y de protección paternal. Mediante el control de la cultura festiva la nobleza lograba difundir la imagen deseada de sus valores para consolidar su poder estamental. Nobleza elemento que sostiene la sociedad” (Campos, 2007)
Continuará
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