Leo los capítulos XLII y XLIII de la segunda parte del Quijote, dedicado a los consejos que Don Alonso Quijano dio a Sancho Panza antes de que fuese a gobernar la ínsula de Barataria, y me vienen a la cabeza los capítulos que José Antonio de Urbina dedica en su libro “El protocolo en los negocios” (2000) al saber ser, estar y funcionar.
Para Urbina el protocolo tiene una serie de facetas entre las que se encuentra la de la eficacia personal en las relaciones con los demás. Para el desarrollo óptimo de esa eficacia el individuo debe perfeccionarse, “perfeccionamiento que se consigue aprendiendo qué es el saber ser, el saber estar y el saber funcionar, que integran, en suma, el saber vivir”. Saber ser y estar nos remiten a urbanidad, cortesía, modales y saber funcionar a las habilidades necesarias para ser profesionales rigurosos. La suma de todos estos saberes es importantísima para la vida en sociedad.
A continuación les detallo la sesión de mentoring (por decirlo en plan moderno) que don Quijote tuvo con Sancho. Don Alonso adopta la figura de mentor, comparándose con Catón, y aconseja a quien se va a convertir en autoridad, no sólo cómo ser y estar, si no también qué cualidades son necesarias para el trabajo de gobernar (que por aquel entonces incluía el de impartir justicia), es decir, el saber funcionar.
Consejos de gobierno: saber funcionar
Comienza don Quijote subrayando la necesidad de sus consejos con estas palabras: “(…) está, ¡oh, hijo!, atento a este tu Catón [mentor], que quiere aconsejarte y ser norte y guía que te encamine y saque a seguro puerto de este mar proceloso donde vas a engolfarte, que los oficios y grandes cargos no son otra cosa que un golfo profundo de confusión”.
Se temeroso de Dios “porque en el temerle está la sabiduría y siendo sabio no podrás errar en nada”.
Conócete a ti mismo “porque es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey”.
Busca el equilibrio entre poder y condescendencia, acompañando “la gravedad del cargo que [se ostenta] con una blanda suavidad que, guiada por la prudencia (…) libre de la murmuración maliciosa”.
Se humilde, “préciate mas de ser humilde y virtuoso que pecador soberbio”.
No seas envidioso, “no hay para qué tener envidia a los que padres y agüelos tienen príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale”.
No menosprecies a nadie. “(…) Si acaso viniere a verte cuando estés en tu ínsula alguno de tus parientes, no le deseches ni le afrentes, antes le has de acoger, agasajar y regalar”
Se recto y objetivo al aplicar la ley, buscando el equilibrio entre rigor y compasión, y que a esta “no la guíe el peso de la dádiva, sino (…) el de la misericordia”.
Se imparcial. “Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún tu enemigo, aparta las mientes de tu injuria y ponlas en la verdad del caso (…) No te ciegue la pasión propia en la causa ajena”
No dejes que te manipulen. “Si alguna mujer hermosa viniere a pedirte justicia quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros”.
No te dejes llevar por la soberbia. “Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin añadidura de las malas razones”.
Consejos de urbanidad: saber ser y saber estar
Don Quijote completó los consejos anteriores con estos otros sobre urbanidad y modales.
Higiene: “que seas limpio y te cortes las uñas, sin dejarlas crecer”.
Indumentaria: “no andes (…) desceñido y flojo, que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmazalado”, “tu vestido será calza entera, ropilla larga, herreruelo un poco más largo, greguescos ni por pienso, que no les están bien ni a los caballeros ni a los gobernadores”.
Olores: “no comas ajos ni cebollas, por que no saquen por el olor tu villanía”.
Porte y ademán: “anda despacio; habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo, que toda afectación es mala” y “cuando subieres a caballo, no vayas echando el cuerpo sobre el arzón postrero, ni lleves las piernas tiesas y tiradas (…) ni tampoco vayas tan flojo, que parezca que vas sobre el rucio; que el andar a caballo a unos hace caballeros y a otros caballerizos”.
Come poco: “que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago”.
Bebe con discreción: “se templado en el beber, que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra”.
En la mesa: “no mascar a dos carrillos ni erutar delante de nadie”.
Toda una lección de saber ser, estar y funcionar la que nos da Cervantes a través de los consejos que don Quijote le da a Sancho, quien se iba a convertir en gobernador de la Ínsula de Barataria y necesitaba una sesión de mentoring sobre aspectos fundamentales para la vida en sociedad.
Fuentes del texto:
Miguel de Cervantes “Don Quijote de la Mancha”. Edición del Instituto Cervantes dirigida por Francisco Rico. Real Academia Española (2015).
José Antonio de Urbina, “El protocolo en los negocios”, Ed. Temas de Hoy (2000)
Fuentes de la imagen destacada: composición propia con las ilustraciones:
Memorable Jugement de Sancho, Banquete de Sancho Panza en la Ínsula de Barataria, y Entrada triunfal de Sancho como gobernador de la Ínsula de Barataria, grabados digitalizados en la Biblioteca Digital Hispánica
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