¿Qué me puedes decir de Calderón? Si siguen leyendo esta entrada al final obtendrán otra pregunta. Parece que tener una ligera idea de los grandes exponentes del teatro Siglo de Oro –porque todos eran grandes- son cosas de gente mayor. Porque eso de leer a señores “antiguos que hablaban en verso” no está de moda (o es trendy, que dicen los modernos).
Nos vamos a ir a finales del siglo XIX donde los acontecimientos que rodeaban la vida de los grandes autores del pasado, se recordaba de una forma que en nuestros días parecería exagerada. Ni tanto ni tan calvo, que dice el refrán.
Hace 140 años, a finales del mes de mayo de 1881, en Madrid se celebró el bicentenario de la muerte de Pedro Calderón de la Barca, el máximo exponente del Barroco en el Siglo de Oro español (o uno de los máximos, pues, como día en el primer párrafo, todos ellos fueron muy grandes). Antes en el cole leíamos y hacíamos comentarios de texto de dos de sus obras: La Vida es Sueño y el Alcalde de Zalamea (hoy prefiero no preguntar a mis sobrinos, para no deprimirme).
El Madrid de finales del XIX fue testigo de las celebraciones que solemnizaron el bicentenario de su muerte, o mejor “no de la muerte, sino del principio de la inmortalidad”. La Ilustración Española y Americana de 30 de mayo recogía un resumen de los 8 días de festejos –públicos y privados- con los que se conmemoró aquel acontecimiento, que José Fernández Bremón -el periodista que lo firma- indica que es tarea “imposible [de] reseñar en una sola crónica”. A dichas celebraciones se sumaron ciudades europeas: Lisboa, Oporto, Berlín, Stuttgart, París y Roma, que enviaron a numerosas comisiones a la celebración madrileña. Y nuestra ciudad se engalanó para el acontecimiento: “Balcones y ventanas lucían vistosas colgaduras (…) luciéndose, al lado de la bandera nacional, hermosos tapices bordados en oro y plata, telas antiguas o caprichos artísticos”. Fue, lo que hoy denominaríamos un gran evento. Como prueba de ello incluimos no solo el grabado de La Ilustración Española y Americana, si no también una serie de dibujos que recogían carrozas, estandartes y otros componentes del desfile, realizados por Mateo Fuster y a nuestra disposición en la Biblioteca Digital Hispánica.
Un resumen del programa de festejos
Aquellos ocho días de mayo cundieron mucho y como muestra este listado:
- Actos literarios y académicos en la Universidad Central que concluyeron con la entrega de los premios a “poetas y músicos laureados en el certamen universitario”.
- Concierto en el Teatro Real organizado por la Comisión Ejecutiva del Bicentenario.
- Colocación de la primera piedra de un edificio destinado a “escuela de niñas pobres” en los Campos Elíseos (en Madrid también los hubo o mejor dicho, los hay: el Buen Retiro).
- Celebración de una sesión pública en honor a Calderón en la Real Academia de la Historia; en la Real Academia de la Lengua; en la de Bellas Artes y en la de Ciencias Morales y Políticas.
- Celebración de la primera sesión del Congreso Nacional de Arquitectos, en la Academia de San Fernando, que fue presidida por S.M.
- Celebración de una sesión en el Banco de España por la Asociación de Profesores Mercantiles.
- Congreso Dosimétrico.
- Exposiciones de Flores en el Buen Retiro y el Parterre.
- Concierto en el Conservatorio.
- Velada en el Ateneo.
- Velada musical “de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer”.
- Reunión en el Español de la Academia Jurídica.
- Entrega de los premios a la virtud, distribuidos por la Sociedad Económica.
- Convite dado por el Alcalde de Madrid a los representantes de los municipios extranjeros antes mencionados.
- Honras fúnebres de la Asociación de la Gran Cruz Roja en la Iglesia de San Pedro de los Naturales (lugar donde entonces reposaban los restos del escritor).
- Visita de la Estudiantina a los Reyes.
- Representaciones teatrales de sus obras en los teatros: Español, Lara, Apolo y Martín
- Funerales en la Iglesia Parroquial de San José celebrados por el Cardenal Arzobispo de Toledo.
- Procesión escolar para depositar coronas “en el monumento improvisado enfrente de Palacio para servir de base a la estatua del poeta”.
- Procesión histórica (de la que damos cuenta en el epígrafe siguiente).
Una procesión histórica comparativa de dos siglos de historia
La procesión histórica “en la que se mezclaban para su comparación, los siglos XVII y XIX” fue sin duda el éxito de las fiestas conmemorativas del paso a la inmortalidad de Calderón. Se celebró el 27 de mayo y discurrió por las calles: “Serrano, Alcalá, Puerta del Sol, Mayor, Bailén, Ferraz y otras hasta terminar en Chamberí”, calles que estaban abarrotadas, como nunca, de curiosos nacionales y extranjeros, añade el cronista.
“El conjunto resultó grandioso e imponente: los heraldos, a caballo, magníficamente ataviados con sus dalmáticas elegantes y vistosas; un grupo de sesenta graciosos banderines de diversos colores y hechuras, con los títulos principales de las obras de Calderón; (…) actores vestidos de etiqueta (…) tremolaban las banderas. La Compañía italiana formaba dos filas de actores, vestidos de etiqueta, siguiendo un estandarte; detrás de la carroza de Chamberí marchaba la de los herreros, en la cual (…) trabajaban, a usanza del siglo XVII y a la moderna, algunos oficiales con traje de aquella época (…) los carpinteros lucían su estandarte; en la carroza del Fomento de las Artes, una prensa antigua tiraba, en papel imitando al de aquel tiempo, bellas poesías; los Maestros de Obras, el Círculo de la Unión Mercantil, la Prensa, la Sociedad de Escritores y Artistas, Cuba y Puerto-Rico, el Ejército, La Marina, el Ayuntamiento de Madrid y la Comisión Ejecutiva en nombre de España, presentaron ricas y monumentales carrozas» De las cuales dan cuenta estos dibujos de Mateo Fuster que encontramos en la Biblioteca Digital Hispánica:
«trece charangas, intercaladas entre los grupos, alegraban los ánimos con sus armonías; los tapiceros, almacenistas, socios de la Cruz Roja, Maestros de primera enseñanza, Arquitectos, Ingenieros industriales, los periódicos, el Ateneo, sociedades económicas, sociedades y representaciones extranjeras, presentaban ricos estandartes, coronas y otros atributos, y los autores dramáticos llevaban ramas de laurel”.
Una muestra de esos ricos estandartes la encontramos digitalizada en la Biblioteca Digital Hispánica:
Universidad de Salamanca Ayuntamiento de Alcalá y Asociaciones de Madrid Estandartes Conmemorativos Bicentenario Artes y Gremios de Madrid Teatros de Madrid y obras de Calderón Gremio de fotógrafos, de Filipinas y de la Asamblea Española Navalcarnero, Profesores Mercantiles y Aranjuez
La procesión llamó también la atención porque “La artillería, infantería y caballería del siglo XVII estaba representada, con tanta perfección, que sería injusto no confesar que el ejército se ha llevado la palma en este certamen artístico”. A ellos corresponden estos grabados que encontramos digitalizados en la Biblioteca Digital Hispánica:
Infantería Antigua: Tercios del XVII Tren de Campaña. Cuerpo de Artillería Cañón de Felipe III Usares de Pavía S. XVII
A la misma también se sumaron: “ayuntamientos y diputaciones provinciales, con sus maceros y pendones; los marineros, los institutos del Ejército, las estudiantinas del siglo de Calderón, la Guardia amarilla, los alguaciles y la Santa Hermandad (…) formaban un conjunto espléndido y grandioso de carrozas, banderas, estandartes de raso y terciopelo, penachos, luz, colores y armonías”.
Este espectáculo lo presenciaron SS.MM y AA.RR. desde el balcón central del Palacio Real -momento que recoge el grabado que es imagen destacada de esta entrada- y no era para menos porque el rey “había puesto a disposición de las corporaciones los mejores corceles de sus caballerizas, los más ricos penachos, guarniciones y sillas, la carroza llamada de Doña Juana la Loca, y el personal correspondiente, con lujosas libreas y trajes elegantes del siglo XVII”.
A modo de conclusión
Magníficas fiestas para una de las figuras más grandes del Siglo de Oro Español, impensables hoy en día cuando –con suerte- lo confundimos con Lope de Vega o Tirso de Molina o –con manifiesta ignorancia- con el teatro que lleva su nombre “Es un Teatro ¿no?” (hagan la prueba de esto último preguntando “¿Qué me puedes decir de Calderón?”).
El tercer centenario pasó desapercibido por esta ciudad o por este país. Se celebró un coloquio internacional en L’Aquila (Italia) de cuya convocatoria se hacía eco el periódico El País de 6 de agosto de 1981.
¡¡Más Calderón y menos consolas!!
Fuentes: las mencionadas en el texto. La Ilustración Española y Americana puede consultarse en la Hemeroteca Digital.
1 comentario
Pingback: ¿Qué me puedes decir de Calderón? Celebrando su bicentenario en 1881 @MariaPSC - Protocol Bloggers Point