¡Estamos de vuelta! Protocolo con Corsé vuelve al tajo. El verano ha sido muy largo y el descanso necesario. Toca ponerse en modo Otoño y empezar con la rutina de escribir semanalmente en el blog.
Septiembre volvió con Congreso
La semana pasada se celebró en Madrid, en el Edificio de humanidades de la UNED, el IX CIEPC (Congreso Internacional el Protocolo Contemporáneo) bajo el lema “Protocolo Internacional: Redes de Investigación e Innovación Docente”. Reconozco que uno de los motivos del retraso en abrir el blog ha sido la preparación de la ponencia que presenté en el mismo.
Este congreso académico es un foro abierto a quienes nos dedicamos a la investigación en protocolo. Porque sí, se investiga en protocolo y se publican los resultados de esas investigaciones en la Revista de Estudios Institucionales (una revista indexada especializada en protocolo y disciplinas auxiliares).
Destaco que este año ha habido una gran cantidad de ponencias/comunicaciones relacionadas con la Historia, tanto del Derecho como del Protocolo: ceremoniales, rituales, ordenaciones y tradiciones todo ello analizado con el rigor que caracteriza a quienes se pasan el día entre documentos antiguos dejándose los codos y las dioptrías.
Reflexiones que comparto
En una de las comidas que compartí con los compañeros les hablé sobre mi colección de frases sobre lo que hacemos y para qué lo hacemos y de las que tomo nota desde hace algún tiempo. Son frases que alguien pronuncia en conversaciones que mantengo con compañeros/-as que se dedican a esto del “protocolo”, otras me llegan a través de amigos/-as que saben de ese afán coleccionista mío.
Como les decía son palabras que se pronuncian en conversaciones y se hace sin ánimo de ofender, porque seguro que yo también las pronuncio. Tomo nota y me quedo “rumiando”, tarea no aconsejable porque luego salen cosas como las que detallo a continuación.
“Habláis de cosas muy antiguas”
¿Y sobre qué habla alguien que se dedica a investigar la historia, ya sea del derecho o del protocolo?
Claro que hablamos de cosas antiguas, sobre ello investigamos. No es el lujo, glamur y espectacularidad de los actos del presente, pero sí de los que había en el pasado. Esto me trae a la memoria un diálogo entre Indiana Jones y su némesis René Belloq en la película de 1981 “En busca del Arca perdida”. Indiana le daba una lección de arqueología a Belloq y venía a decir algo así: “Tira esto –una pluma estilográfica– al suelo y no tendrá ningún valor, entiérralo en la arena cientos de años y valdrá una fortuna”. Actualizado podríamos decir: “Coge la entrega de los Oscar de este año y no es más que un espectáculo en el que se entregan premios. Revisa ese mismo acto dentro de 100 años y lo verás de otra forma” porque lo mirarás con otros ojos, los del investigador. De ser “otro evento muy espectacular” pasará a ser un evento único por los motivos argumentados del investigador del futuro. Pues algo así pasa con los que investigamos en Historia del Derecho y del Protocolo; vamos encontrando cosas, entre montones de publicaciones antiguas, que a nosotros nos parece que merece la pena investigar y nos ponemos a ello; mirando al pasado y encontrando sus repercusiones en el presente.
“A esos congresos vais siempre los mismos”
Se que hay más gente investigando en Historia del Protocolo, por ejemplo, el IULCE, que investiga la corte en Europa desde hace años, convoca congresos, seminarios y cursos sobre el particular y publica unos libros extraordinarios. El CIEPC en este sentido no tiene una temática tan definida, su abanico es más amplio y abarca todas las disciplinas relacionadas con el protocolo; cualquier investigación sobre esta temática es bien recibida, siempre que se haga con rigor.
Como he dicho anteriormente investigar requiere dejarse los codos y las dioptrías revisando textos antiguos lo que requiere ganas y entusiasmo, robar tiempo a tras tareas y estar dispuesto a hacerlo gratis, investigar en protocolo no está remunerado en dinero ni símbolo que lo represente.
“No aportáis nada nuevo, solo revisáis textos que otros escribían”
Como diría mi buena amiga María de la Serna Angelamariabenditamadrededios. Esta frase me dejó “sin palabras y boquiabierta” No sé si quien hizo este comentario -ya que apunto la frase, pero no el autor/-a- se ha dado cuenta de que en protocolo ni inventamos artefactos ni descubrimos terrenos ignotos. Vamos, que ni descubrimos un nuevo continente ni inventamos una vacuna contra el cretinismo ¡qué se le va a hacer!
Lo nuestro va de analizar y ver implicaciones en la actualidad. Analizar requiere ver escritos de otros y las implicaciones requieren formular hipótesis, investigar y argumentar.
“Si no eres doctor/-a tu investigación no es relevante”
Ante esto me quedo sin argumentos. Fue un comentario personal y me dolió un poco. No soy doctora -me quedé en el DEA- pero si encuentro un tema investigo como el/la que más. Parafraseando a Don Quijote y actualizando a nuestro tema “Si bien investiga el doctor, no le va en zaga el monacillo”, siendo yo misma el monacillo. De hecho, hay muchos doctorados/-as que no han vuelto a publicar nada desde su tesis.
No soy doctora ¿y qué? Si eres doctor/-a y no le das valor a tu título con publicaciones, ponencias y comunicaciones en Congresos, es como el título de Máster en Derecho Financiero y Tributario que tengo en la carpeta de títulos olvidados, un trozo de papel. Aunque -y eso hay que reconocerlo- como doctorado/-a irías un puesto por delante del mío (eso es protocolo).
“Sois rancios”
Esto me gustó. Por fin alguien me clasifica, estoy en una categoría, la de los rancios. Me encanta ser rancia en lo que a investigar se refiere –anticuada y con ideas pasadas de moda; antigua y conservada durante mucho tiempo; antigua y de larga tradición; propia de épocas pasadas- porque algún día se valorará lo rancio. Algún día se valorará a quienes cultivan la IH (inteligencia humana) frente a quienes ven la AI o IA como la panacea.
He visto textos de protocolo (o pseudo-protocolo) escritos con IA y qué quieren que les diga, prefiero mi anticuada forma de escribir: a mano con bolígrafo BIC de punta gorda, cuaderno de rayas porque me tuerzo mucho, y después pasarlo al ordenador. Esta forma de hacerlo -según mi anticuado punto de vista- ayuda a ordenar ideas y estructurar el texto, además he leído por ahí que ayuda a prevenir el Alzheimer, pero sobre todo ayuda a lo más importante a APRENDER.
Hasta aquí el post de vuelta a la rutina. La semana que viene me centraré en lo mío, aunque no me lean más que tres (eso de que no me lean más que tres tiene su explicación en una frase que no he compartido «¿Por qué sigues escribiendo en tu blog si no te leen más que tres?»).
Fuente de la imagen destacada: «La lección de memoria» (1898) Ignacio Pinazo Camarlench. Museo del Prado