El rey Felipe VI va a ser investido hoy como caballero de la Orden de la Jarretera (The Royal Order of The Garter), por la reina Isabel II. Hace 138 años –el 11 de octubre de 1881- recibía esa misma distinción el rey Alfonso XII (concedida por la reina Victoria), pero no fue en Windsor, si no en el Palacio Real de Madrid, con una gran ceremonia de la que dieron cuenta entre otros: La Ilustración Española y Americana, la Gaceta de Madrid y el libro – La Jarretera– que contenía el programa completo del acto, escrito por Juan Pérez de Guzmán.
La Jarretera y sus comitivas
La Jarretera fue llevada en comitiva no solo por las calles de Madrid si no también dentro de Palacio. La Orden de Caballería «más apetecida del mundo» -en palabras de La Ilustración Española y Americana del 22 de octubre de 1881- no podía tener más que ese tratamiento exquisito.
Comitiva para llevar la Jarretera a Palacio.
La Jarretera llegó a España con una Embajada Extraordinaria a cuyo frente estaba el marqués de Northampton y desde el lugar en el que el Embajador tenía su alojamiento fue conducida a Palacio en seis coches –Caoba, Amaranto, Cifras, Corona Ducal, Tableros Dorados y Concha- que transportaban tanto a la legación como las diferentes piezas que componían el traje ceremonial con el que iba a ser investido el rey Alfonso XII.
Comitiva para subir la escalera principal
Una vez llegados a Palacio y tras atravesar la plaza de la Armería, en la que la Guardia les recibió con los honores de ordenanza, bajaron de los coches para formar la comitiva que subiría por la escalera principal, custodiada por los alabarderos.
Ceremonia de investidura en el Salón del Trono
La comitiva accedió al Salón del Trono en sentido inverso al expuesto en el gráfico ut supra. El primero en acceder al Salón, anunciado por el Introductor de Embajadores que se situaba a su izquierda, fue el Embajador Extraordinario -marqués de Northampton- quien llevaba a su derecha al Heraldo de la Jarretera.
Acceso y primeras palabras
Tras las reverencias de rigor el acto se abrió con el discurso del Marqués de Northampton, quién pronunció en francés unas palabras:
“SEÑOR: S.M. la Reina, mi muy excelsa Soberana, habiéndose dignado encargarme de dar a V.M. la investidura de las insignias de la Muy Noble Orden de Jarretera, tengo el honor de acercarme a V.M., acompañado de Sir Alberto Woods, Rey de armas de la Jarretera, con el objeto de cumplir las órdenes de S.M.
Al confiarme este elevado encargo S.M. la Reina, me ha mandado expresar los sentimientos de su más sincera amistad hacia V.M. y hacia S.M. la Reina.
Estos sentimientos, Señor, son tanto más vivos por el recuerdo precioso de la antigua alianza de España e Inglaterra, y de los gloriosos campos de batalla en que los soldados de ambas naciones han peleado juntos en el suelo de la Península.
S.M. la Reina ha querido en esta ocasión dar un testimonio público de su deseo de estrechar más aún las relaciones amigables que felizmente, y hace ya tanto tiempo, han existido entre las dos Naciones.
S.M. hace los más sinceros votos por la felicidad y prosperidad de V.M., así como por el bienestar de su país.
Permitidme, Señor, en conclusión, que exprese a V.M. cuan grato me es el honor que mi Soberana me ha hecho al designarme para este elevado encargo y como intérprete de sus sentimientos en esta ocasión”.
Respuesta de Alfonso XII
“SR. MARQUÉS: Honra muy preciada es para Mí recibir las insignias de la Noble Orden de la Jarretera con que por encargo de vuestra excelsa Soberana vais a investirme acompañado de Sir Alberto Woods, Rey de Armas de la misma Orden; y no es menor mi satisfacción a oír una vez más con tan plausible motivo la expresión de los amistosos sentimientos que S.M. Británica profesa a mi persona, así como a la de mi muy amada Esposa, y a los cuales correspondemos con el más sincero y cordial afecto.
Pero por grandes que sean esta honra y esta satisfacción, mayor es aún, si cabe, mi agradecimiento cuando considero que al dispensarme tan alta distinción vuestra Augusta Soberana ha querido a la vez dar público y solemne testimonio del deseo que a S.M. anima, y del cual tan vivamente participo, de estrechar más todavía los lazos de inalterable amistad que de antiguo existen entre España e Inglaterra, lazos fortalecidos, como perfectamente acabáis de expresar, con el recuerdo siempre vivo de la sangre generosa que, combatiendo juntos, vertieron en los campos de batalla los hijos esforzados de una y otra nación.
Os ruego, pues, Sr. Marqués, que al dar cuenta a S.M. la Reina de la Gran Bretaña del fiel desempeño de la honrosa misión confiada a una persona de las distinguidas prendas que os adornan, seáis a la vez intérprete de mis sentimientos de gratitud y de la sinceridad de los votos que formo por su constante felicidad y la de su Real Familia, así como por la prosperidad de la Gran Bretaña”.
Tras los discursos tuvo lugar la ceremonia de imposición.
Imposición de los atributos de la Orden de la Jarretera
S. M. el Rey se situó de pie en el centro del Salón para recibir los atributos de la Orden. El Marqués de Northampton tomó de manos del Rey de Armas de la Jarretera el Libro de los Estatutos de la Orden y el Diploma de la Comisión, y se los entregó a S. M. el Rey. El Marqués de la Vega de Armijo leyó el Diploma de concesión, que estaba en latín, y lo devolvió al Jarretera y este al Secretario de la Comisión.
A continuación el Mayordomo de Semana de Palacio trajo un taburete de terciopelo granate con remates de oro sobre el que S.M. apoyó la pierna izquierda. El Embajador asistido por el Jarretera, rodeó con la liga la rodilla del rey mientras el Rey de Armas pronunciaba –en inglés- la admonición: “Para Gloria de Dios Omnipotente, y para tu honra y renombre, atamos a tu pierna esta muy noble Jarretera. Llévala como el símbolo de la más ilustre orden, que nunca debe ser olvidada ni escarnecida, a fin de que te estimule a ser valiente, y de que, habiendo emprendido una guerra justa en que tú solo estés empeñado, puedas mantenerte firme, combatir valerosamente y triunfar”.
A continuación le fue impuesta la Banda con el Jorge, suspendiéndola sobre el hombro izquierdo y cruzando el cuerpo hasta el costado derecho. Al terminar esta operación el Jarretera pronunció la segunda admonición: “Usa esta banda, adornada con la imagen del mártir y soldado de Cristo, San Jorge, por emulación a quien puedas atravesar, así las prósperas como las adversas vicisitudes y habiendo vencido a tus enemigos, así del cuerpo como del alma, te sea dado recibir, no solo la palma de este combate terrestre, sino la corona de la eterna victoria”.
A esto le siguió la entrega de la Espada del Rey al Rey de Armas de la Jarretera para ceñir la de la Orden.
Después S.M. fue despojado de la Banda, el Jorge y la Jarretera que fueron entregadas al Mayordomo Mayor, y se le impuso el Manto y el Collar, las insignias supremas de la Orden.
A continuación le presentaron el Birrete y la Estrella, con cuya entrega finalizó la ceremonia, tras lo cual el Embajador Extraordinario, tomó la mano del Rey y la besó.
Terminada la ceremonia el Embajador Extraordinario y sus acompañantes hicieron tres reverencias y abandonaron el Palacio, siendo despedidos con los mismos honores que habían sido recibidos.
Un traje de ceremonia para Alfonso XII
S. M. la Reina Victoria de Inglaterra regaló a Alfonso XII el traje completo de ceremonia de los caballeros de la Orden de la Jarretera, que se componía de las siguientes piezas:
Manto: de terciopelo azul marino con un vivo blanco “el cual lleva una esclavina de grana y cuello derecho con gola de terciopelo, al que va sujeto el cordón”. En el hombro derecho lucía un lazo blanco.
Sombrero: de terciopelo con ala levantada por el frente en la que van sujetas las plumas blancas.
Banda: cinta azul oscuro.
Espada: corta, con empuñadura sencilla de bronce dorado; vaina y cinturón: de terciopelo rojo.
Collar: con lazos de oro y medalla con la cruz de San Jorge y el lema en esmalte.
Jorge: de esmalte, representando a San Jorge a caballo combatiendo al dragón.
Jarretera y placa.
Hasta aquí la ceremonia de imposición de las insignias de la Orden de la Jarretera al rey Alfonso XII, un acto solemne y de gran vistosidad ya que quienes portaban las insignias lucían las vestimentas ceremoniales de la Orden. La ceremonia y la historia de la Orden fue recogida en la prensa de con gran detalle (baste decir que La Ilustración Española y Americana le dedicó un artículo a doble página en cada uno de los cuatro números de los meses de octubre y noviembre).
FUENTES:
La Ilustración Española y Americana días 22 y 30 de octubre y 8 y 15 de noviembre de 1881.
Gaceta de Madrid, 12 de octubre de 1881.
History and Antiquities of Windsord Castle, Joseph Pote, 1749. Disponible en la Biblioteca Digital Hispánica
La Jarretera, Solemne investidura de S.M.D. Alfonso XII , Juan Pérez de Guzmán y Gallo, 1881. Disponible en Biblioteca Digital Hispánica.
2 comentarios
Gracias por acercarnos a nuestra historia y sobretodo con un lenguaje tan entendible .
Mil gracias de nuevo!!
¡Gracias a tí, Ana!
Un abrazo