La palabra servilletoflexia me la acabo de inventar, pero la papiroflexia u origami, es lo que ha venido a mi mente cuando me he puesto a escribir la entrada de hoy. Me explico: tengo en el Anaquel un libro de 1949 escrito por Carmen de Burgos (Colombine) titulado ¿Quiere usted comer bien? Manual práctico de cocina, en el que se hace una referencia al “doblado artístico” de las servilletas y viendo sus ilustraciones he recordado las de «origami para principiantes», porque la técnica es muy similar, del resultado no estoy tan segura.
Hoy en día una de las máximas relativas a las servilletas es la de “no manipular en exceso”; es decir: servilleta doblada por la mitad o en pico. Así las encontramos en muchos restaurantes y suponemos que han sido colocadas allí por unas manos enguantadas (un voto de fe).
También las podemos encontrar dobladas en formas artísticas y la técnica para hacer estos doblados (lo que yo he llamado servilletoflexia), la encontramos explicada a todos los niveles (negado-principiante-avanzado-experto y máster) en YouTube; lo pueden comprobar.
A mí me gustan más las instrucciones que da Carmen de Burgos en su libro, son muy precisas, incluso aunque lo he intentado y me ha salido un “churro”, la culpa no es de las instrucciones, es de la aprendiz. ¡Qué le vamos a hacer! No me ha llamado el Señor por el camino del arte manual.
Servilletoflexia: no apta para el día a día
Dice la autora que cuando las servilletas se ponen limpias en la mesa: “deberán estar plegadas con gusto y elegancia” e incluso convertidas en “formas caprichosas y originales”. Claro que este consejo es solo para banquetes formales (invitados en casa, agasajo a compromisos, etc.) ya que para el uso corriente de la familia, las servilletas “suelen doblarse lisa y sencillamente, e introducirse en servilleteros de plata, marfil o hueso” de forma que cada uno puede identificar la suya después de usarla por primera vez (por aquello del reciclaje).
Servilletoflexia: instrucciones para dummies
Sigo leyendo a Colombine y entiendo por qué a mí la servilletoflexia se me da fatal: “es inútil pretender dar al plegado de las servilletas formas que no sean las más sencillas, si antes no han sido almidonadas y planchadas”. Las mías muy bien planchadas están (doy fe y también mis invitados) pero el tema del almidón no lo tengo yo muy estudiado ¡Si es que no hay como leerse las instrucciones antes de elucubrar sobre los dibujos!
Otro punto a tener en cuenta es el de las proporciones de la tela “para hacer un plegado exacto, pues, de lo contrario, las formas resultarán desiguales y feas”.
No quiero ni pensar en el tiempo que se debe emplear en hacer esas dobleces para una mesa de 100 comensales ¡pfff! Realmente prefiero el doblado sencillo, a la mitad y chimpún.
Doble uso de la servilleta una vez servilletoflexiada
Indica la autora que una vez obtenida la forma deseada se puede obtener un uso adicional. Por ejemplo, las que tienen forma de Mitra u Obispo se pueden utilizar de porta panecillo. Otras pueden llevar un ramito de flores, lo que, sin duda, “dará un aspecto más bello a la mesa”. Pues ya saben, si quieren dar la campanada estas fiestas, a plegar artísticamente servilletas.
Consejos de 2021
Para quienes quieran entrenarse en este arte (estamos en época de fiestas y hay que preparar la cena de Nochevieja y la comida de Navidad) recuerden utilizar guantes (sobre todo si la servilleta, después de tanto doblez, acaba luciendo en un puesto de mesa) y que la tela tenga unas proporcione generosas y esté planchada y almidonada, para que la forma obtenida luzca.
No se dejen desanimar por los primeros resultados, la servilletoflexia, pese a la claridad de sus instrucciones, tiene su intríngulis y es de suponer que la práctica continuada hará que se consigan resultados asombrosos. ¡Al lío!
Si sus invitados les felicitan por tan artística obra, recuerden decirles que es un arte efímero y que no pasa nada porque deshagan su obra y usen las servilletas (no vaya a ser que alguno/a se pliegue ante tanto arte y se limpie con la manga).
¡Buena semana #protocoleros!
El libro de Carmen de Burgos (Colombine) titulado ¿Quiere usted comer bien? Manual práctico de cocina, lo encuentran digitalizado en la Biblioteca Digital Hispánica.
Fuente imágenes: Montaje propio con fotografías de Pixabay.
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