El Parque de Madrid (Parque del Buen Retiro en la actualidad) ha cumplido el pasado 6 de noviembre la friolera de 150 años. El jardín del Palacio del Buen Retiro ideado por el conde-duque de Olivares para disfrute de su rey -Felipe IV- y divertimento de la corte de los Austrias, quedó bajo la titularidad del Ayuntamiento de Madrid el día 6 de noviembre de 1868, aunque la entrada del público a efectos recreativos estaba permitida desde tiempos de Carlos III.
Parque: higiene y salud por Decreto
El sábado 7 de noviembre de 1868 la Gaceta de Madrid publicaba un decreto del Ministerio de Hacienda por el que se creaba el Parque de Madrid. Veamos su exposición de motivos, en la que cuenta el porqué y para qué (motivos y objetivos) de la creación de este espacio de esparcimiento:
«Madrid, como todas las grandes capitales, y con más motivo que la mayor parte de estas, por la gran densidad de su población, necesita Parques donde pueda el vecindario esparcirse y respirar el aire libre, y por esto, sin duda viene de antiguo disfrutando gran parte del llamado Sitio del buen Retiro.Pero reducida esta concesión por parte de sus antiguos poseedores a lo menos que pudiera permitirse a una población tan falta de esta clase de mejoras, el vecindario de Madrid echa muy de menos los parques abiertos en otras capitales de Europa, no solo como medida higiénica y de recreo, sino como elemento de instrucción y de moralidad, por lo que contribuyen a difundir la enseñanza y a arrancar a las clases obreras de los focos de vicios y disolución en que suelen dejar su salud y pequeños ahorros en los días festivos«.
En el ánimo del legislador pesaban el disfrute, la higiene y la instrucción, porque mediante la enseñanza se conseguía sacar a las clases menos favorecidas de los lugares de vicio y vida disoluta en los que derrochaban sus escasos ingresos.
Continúa la exposición de motivos:
«Para llegar a estos felices resultados es indispensable que las poblaciones interesadas tengan facultades por medio de sus representantes para poder disponer lo que más directamente pueda conducir a ellos, y es indispensable sobre todo que al emprender las mejoras necesarias tengan la garantía de que no serían perdidos los gastos hechos con tan laudable objeto. El Sito del Buen Retiro, que tiene favorables condiciones par convertirse en un verdadero Parque con todos los elementos necesarios para que llegue a producir las mismas ventajas de instrucción e higiene que están produciendo en el extranjero esta clase de mejoras, solo podrá ofrecer tan útiles resultados, convirtiendo el limitado permiso que respecto a él se había concedido al vecindario de Madrid en un derecho a su disfrute».
Vamos, que tener un parque en una ciudad -cueste lo que cueste- solo puede traer cosas buenas a los ciudadanos.
Parque de Madrid vs Parque del Retiro
Había que ponerle un nombre al parque y, aún localizado en el sitio de El Buen Retiro, el Gobierno Provisional quiso desligar el parque de la Corona y a esta de todo atisbo del pasado absolutista, así que lo bautizó como Parque de Madrid.
«Artículo 1º.- El Gobierno Provisional cede para Parque de Madrid el Sitio del Buen Retiro en toda su extensión. El Ayuntamiento de Madrid deberá respetar sus límites actuales y destinarlo exclusivamente a recreo del vecindario de esta capital».
Para que el Ayuntamiento no cayese en la tentación de parcelar la enorme extensión del parque preexistente y construir para vender, el decreto de creación expresamente prohibía «dedicar ninguna parte de la superficie del expresado Parque a construcción de barrios, manzanas o casas aisladas«, aunque podía «llevar a cabo todas aquellas construcciones para recreo o instrucción que se hallen en armonía con el objeto del nuevo parque, tales como salones de conciertos, bibliotecas, jardines de aclimatación u otros análogos, destinando sus productos a la conservación y mejora del mismo«. (art. 2º).
Parque y cortesía
En el parque, espacio de socialización, era el marco idóneo para la puesta en escena de modales y cortesías que servían de modelo e instrucción ofrecidos por las clases cultas a aquellos que no habían tenido la suerte de mamar los modales desde la cuna. Sin irnos muy atrás en el tiempo -1930- los libros de urbanidad de la época aconsejaban evitar estos comportamientos en los parques:
- La exagerada pasión juvenil en la actitud de algunos novios.
- Quedarse en mangas de camisa.
- Dar voces y risotadas.
- Arrancar flores y destrozar plantas y árboles.
- Arrojar papeles y restos de comida al suelo.
Al pasear había que mostrar las mismas reglas cortesía que se seguían en otros espacios públicos, cediendo el lado derecho del sendero a señoras y personas de edad. Si se caminaba con varias personas había que evitar quedarse siempre en el centro, alternando esta posición con todos los que caminaban juntos de forma que nadie estuviese siempre en los extremos durante el paseo.
El parque del Retiro, que hoy es imagen de nuestra ciudad, por ser el Parque de Madrid por antonomasia, ha cumplido 150 años, de nosotros depende que cumpla otros 150 más. Si mantenemos una actitud respetuosa con el entorno (usando papeleras, evitando destrozar flores y plantas, manteniendo nuestro deambular por las zonas aptas para ello) y respetamos a aquellos con quienes lo compartimos, la posibilidad de que dentro de 150 años los habitantes de esta ciudad puedan celebrar su 300 aniversario será bastante grande.
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