Mañana celebramos el día de la Inmaculada, buen momento para recordar los orígenes de una de las distinciones más importantes de las que se otorgan en España que nació como: la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III. Dicha condecoración fue instituida por el monarca que le da nombre el 19 de septiembre de 1771, para conmemorar el nacimiento de su nieto.
La distinción está ligada a la festividad que celebramos el 8 de diciembre ya que se puso bajo el amparo de la Inmaculada Concepción “por la devoción que desde su infancia tuvo el Rey (…) a María Santísima en el Ministerio de su Inmaculada Concepción, y por ser particularmente señalada esta devoción en la nación española (…) reconocida perpetuamente en ella por Patrona”.
Hace exactamente un año traíamos a este blog la mención de esta importantísima distinción y lo hacíamos comentando un cuadro en el que el conde de Guaqui aparecía luciendo la mencionada condecoración. La entrada se titulaba: Lucir una distinción con distinción. Hoy retomamos el tema y lo hacemos para ver –también en un cuadro- si los eclesiásticos y prelados la lucían como correspondía (y no solo se la ponían para que la gente la viera como leíamos el viernes en la cita de Las de Caín de los hermanos Álvarez Quintero).
Para ello, nada mejor que visitar de forma virtual la colección del Museo del Prado. Allí encontramos un retrato del cardenal Francisco Antonio de Lorenzana (1722-1804) que es imagen destacada de esta entrada. En el cuadro el cardenal luce sobre la muceta la gran cruz de la Orden de Carlos III y lo hace según lo que establecía la Regla VII de las Constituciones de la Orden, que decía:
“Los Prelados y Eclesiásticos que fueren recibidos en esta Orden en calidad de Grandes Cruces, usarán con el traje y adorno propio de su dignidad la Cruz o Insignia de ella colgada al cuello con la cinta ancha correspondiente; pero siempre que vayan de corto deberán llevar el escudo bordado de la placa al lado izquierdo del pecho sobre la casaca, y también usarán de él sobre el manto o capa”.
Constituciones de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos Tercero, instituida por el mismo Augusto Rey a 19 de setiembre de 1771 (1863). Biblioteca Digital Hispánica
Leyendo la Regla VII al tiempo que miramos el cuadro podemos concluir que al igual que el conde de Guaqui, el cardenal Lorenzana luce la distinción con mucha distinción.