El 24 de octubre de 1833 tuvo lugar la proclamación de Isabel II en Madrid, lo que requirió un despliegue simbólico importante: enarbolar pendones, acuñar medallas y monedas que se repartieron entre la población.
Enarbolar pendones, una ceremonia histórica
El enarbolado de pendones como símbolo de acceso al poder era una ceremonia de propaganda y legitimación de tradición medieval. Esta ceremonia ha sido ampliamente estudiada por José Manuel Nieto Soria en el libro “Ceremonias de la Realeza” (1993). Este autor señala que el pendón real era un símbolo “del poder real y de la institución monárquica [que] expresaba] los contenidos más permanentes de la realeza y del reino”. Como medio simbólico se empleó para “plasmar un concepto de comunidad política que se hallaba por encima de la individualidad del propio monarca”. Simboliza “la continuidad dinástica y la falta de eficacia rupturista de la muerte regia con respecto a la supervivencia del reino”; es, por tanto, el “referente hacia el que se expresa la lealtad a la dinastía reinante”.
El ceremonial para enarbolar el pendón requería un “desfile encabezado por el pendón en las diversas ciudades del reino, tras el fallecimiento regio, y su posterior enarbolamiento por las autoridades concejiles sobre las torres de homenaje supone la expresión más evidente del importante valor simbólico de este objeto”.
Las medallas conmemorativas, recordatorio de un hito histórico
Las monedas y medallas conmemorativas también se han utilizado desde antiguo para conmemorar hitos históricos como el de acceso al trono de un nuevo monarca. Suelen estar fabricadas en oro o plata y se emiten en cantidades limitadas, lo que aumenta su valor y las convierte en una fuente muy importante para el estudio de la época en la que fueron emitidas.
Recordatorio para enarbolar pendones por Isabel II: Real Decreto y Carta
Había que recordar a los fieles súbditos que era necesario tremolar los pendones por la nueva reina. Lo que se hizo primero por Real Decreto y luego por Real Carta. Sus textos aparecen a continuación:
Real Decreto mandando a los Reinos proclamar y levantar pendones a nombre de la señora Reina Doña Isabel II
Siendo consiguiente a la exaltación al trono de mi augusta Hija la Reina doña Isabel II que se dé luego providencia para su proclamación, y que se levanten pendones en todas las ciudades, villas y lugares de estos reinos en que es costumbre hacer esta demostración; mando como REINA Gobernadora, que por la Cámara se expidan a este fin las órdenes correspondientes acostumbradas, regulando las disposiciones de suerte que se celebre dicho acto en esta villa el día 24 del corriente mes, y que en Toledo se practique al mismo tiempo según se ha hecho en otras ocasiones. Tendrase entendido en la Cámara para su cumplimiento. Está rubricado de la Real mano – En Palacio a 13 de Octubre de 1833- Al Duque Presidente del Consejo y Cámara de Castilla.
Real carta mandando a la M. H. Villa de Madrid proclamar a S.M. la Reina Doña Isabel II
La Reina Gobernadora = Concejo, Justicia, Regidores, Caballeros, Escuderos, Oficiales y Hombres buenos de la noble y muy heroica villa de Madrid. Habiendo sucedido en estos renios la Reina mi señora Doña Isabel II, mi muy cara y muy amada hija, por fallecimiento del Rey mi señor Don Fernando VII, mi muy caro y muy amado esposo (Q.E.E.G.), y siendo consiguiente que sea proclamada y se levanten pendones en su Real nombre en las ciudades y villas de estos renios que es costumbre: os mando que luego que recibáis esta regulareis las disposiciones para que este acto solemne se celebre en dicha villa el día 24 de este mes, en el cual deberá también realizarse en la ciudad de Toledo, según se ha hecho y practicado en otras ocasiones, aunque no hayáis hecho las exequias por el citado señor Rey don Fernando VII; teniendo de aquí adelante por tal Reina a la señora Doña Isabel II, y usando de su Real nombre en todos los despachos en que se necesite nombrarla. De Palacio a 16 de Octubre de 1833 = Yo la Reina Gobernadora = Yo Don Mariano Milla, secretario de la Reina nuestra señora, lo hice escribir por su mandado = Duque de Bailén = José Hevia y Noriega = José de Mier.
Ceremonial para enarbolar pendones
Con antelación suficiente se montaron cuatro escenarios en las plazas de Palacio, Mayor, Descalzas Reales y Villa.
Ceremonia para entregar del pendón real
El día 24 a las 10:00, en el Ayuntamiento de Madrid el alcalde le entregó los pendones al conde de Altamira, alférez mayor perpetuo, que era quien tenía el honor de levantar el pendón. El ceremonial de la entrega lo recoge Barthe con gran lujo de detalles, dando el nombre de los 21 grandes de España que acompañaban al conde de Altamira. Indica el propio autor que no estaban todos los grandes, algunos estaban en otras ocupaciones en Palacio; otros habían ido a proclamar a la reina en las ciudades en las que eran alféreces reales; otros estaban ausentes de Madrid y otros porque su mala salud se lo impidió.
A este cortejo le seguía otro, formado por: “el comandante general de la guardia real de caballería; capitán general de provincia; inspector de caballería; generales de división de la guardia y otros varios generales residentes en esta corte; de muchos oficiales de todas las armas, y de otras personas de distinción convidadas para este solemne acto por el Excmo. Sr. alférez mayor”.
Una vez en el Ayuntamiento, se dirigieron a la Sala Consistorial donde el Ayuntamiento en pleno presidido por el corregidor (alcalde) esperaba para iniciar el acto. Entró el alférez mayor, se presentó y el alcalde “le recibió en la forma acostumbrada”. Una vez todos estuvieron en sus puestos el corregidor tomó el pendón Real y se lo entregó a alférez mayor “con las formalidades y ceremonias que corresponde a la solemnidad del acto”.
Desfile para el pendón real
Acto seguido – a las 11:00 h.- salieron del ayuntamiento y se formó una comitiva que fue parando en cada uno de los escenarios mencionados anteriormente. Quienes formaban parte de la comitiva iban a caballo y en el orden siguiente:
- Piquete de lanceros de la guardia Reala.
- Dos caballeros regidores encargados del orden de la ceremonia
- Clarines y timbales del Excmo. Ayuntamiento.
- Veinticuatro alguaciles del juzgado de villa con el alguacil mayor a la cabeza
- Un destacamento de la guardia Real de Alabarderos formando columna de honor.
- Las planas mayores de todos los cuerpos de la guardia real y demás que componen la guarnición de Madrid.
- Varios exentos del cuerpo de Guardias de la Real Persona.
- Los Excmos. Sres. Capitán general, gobernador y demás oficiales generales.
- Títulos.
- Grandes de España.
- Maceros.
- La corporación municipal.
- Cuatro reyes de armas.
- El alférez mayor con el pendón real (quien llevaba a su derecha al corregidos (alcalde) y a su izquierda al regidor decano.
- 8 volantes de la casa del alférez mayor vestidos de gala.
- 24 caballos ricamente enjaezados y llevados del diestro por palafreneros de Palacio.
- Una carroza de respeto de la Real casa, tirada por 6 caballos.
- Una compañía de granaderos de la Guardia Real.
- Una compañía de granaderos provinciales de la guardia Real de infantería.
Su primera parada fue en el Real Palacio, y allí, una vez obtenida la venia de la reina Gobernadora, y en presencia de ésta, la reina Isabel II, los Infantes, los secretarios del Despacho y toda la corte (que estaban distribuídos en los balcones), tuvo lugar la siguiente ceremonia:
“Entró la comitiva en la plaza y apeándose los Excmos. Sres. Alférez mayor y corregidor de Madrid, el regidor decano, los secretarios del ayuntamiento y los reyes de armas, subieron al tablado, y colocados todos en los puestos que según el ceremonial les correspondían, saludaron a SS.MM; impusieron silencio lo reyes de armas” diciendo: “Silencio, silencio, silencio; Oíd, oíd, oíd, y tremolando el pendón real, gritó el alférez mayor: ¡Castilla, Castilla, Castilla por la Sra. reina doña Isabel II que Dios Guarde!” (Barthe y Cambronero)
“Los cuatro reyes de armas arrojaron al pueblo muchas monedas de oro y plata de varios tamaños que se habían acuñado para ese fin” (Barthe). La descripción de las monedas la hace Cambronero indicando “que tenían por el anverso la inscripción siguiente: Aclamatio augusta. XXIV OCT. MDCCCXXXIII, y por el reveso las armas reales con el lema circular: Elisabeth II Hispaniarum et Indiarum Regina”.
La misma ceremonia se repitió en los otros 3 puntos de la ciudad en los que se habían levantado dichos escenarios, siendo el último en la plaza de la Villa. A esta última asistió el Consejo Real cuyos miembros contemplaron la ceremonia “desde los balcones de las casas consistoriales” (Barthe).
Ceremonial para la devolución del pendón real
“Concluída la proclamación en la plaza de la Villa subió el ayuntamiento con el Excmo. Sr. Alférez mayor a la sala capitular, y con las mismas formalidades que lo había recibido, hizo entrega del pendón Real, el cual se expuso en el balcón que mira a la calle de la Almudena, en el mismo sitio en que estaba bajo un rico dosel el retrato de S.M. la REINA donde quedó, y permaneció, con la custodia y decoro correspondiente, por espacio de ocho días” (Barthe).
Barthe describe el pendón de esta forma: “Madrid usa por armas en escudo timbrado de corona, un madroño de sinople, en campo de plata soportado a la siniestra de un oso, con la bordadura de azur cargada de siete estrellas de plata”.
Fuentes del texto:
Juan Bautista Barthe (1841): “Medallas de la proclamación de S. M. la Reina Doña Isabel II”. Disponible en la Biblioteca Digital Hispánica.
Carlos Cambronero (1908): “Isabel II, íntima”. Disponible en la Biblioteca Digital Hispánica.
Fuentes de la imagen destacada
Medalla de la proclamación de Isabel II (1833). Museo del Prado.
Blasón de Madrid, (1650-1859). Trabajo propio de María Isabel Gea Ortigas