El día 10 de octubre de 1846 a las 21:00 horas –con nocturnidad y alevosía– se celebró el doble enlace de la reina Isabel II y su hermana María Luisa Fernanda de Borbón con los duques de Cádiz y Montpensier. Curiosamente ese día la reina cumplía 16 años, su hermana tenía 14 (de ahí lo de nocturnidad y alevosía).
De uno de los desfiles que se organizaron para conmemorar tan importante acontecimiento daba cuenta Benito Pérez Galdós en el libro «Bodas Reales», cuya cita publicamos la semana pasada. Pero empecemos con el relato del largo y tortuoso camino que llevó a la reina niña al altar.
A la caza del pretendiente
Casar a una reina constituye un asunto de vital importancia, así se desprende de las maniobras maternas para buscarle marido a Isabel II. Dichas aproximaciones comenzaron en 1838, cuando la reina tenía 8 años y tuvieron a su madre – María Cristina de Borbón Dos Sicilias- ocupada durante otros 8 años más. Los pretendientes no fueron escasos precisamente, de lo que andábamos escasos era de amigos en otras cortes europeas, les detallo:
Primer pretendiente.- Archiduque Federico Fernando, hijo del Archiduque Carlos de Habsburgo-Lorena. Con esta boda se pretendía sellar el reconocimiento por Austria de Isabel II como reina. El compromiso no salió adelante por la oposición de Inglaterra y Francia.
Segundo pretendiente.- Duque de Aumale. La madre de la reina, exiliada en Francia en 1840, le ofrece a Luis Felipe I la mano de Isabel II para su hijo Enrique, duque de Aumale. Hubiera sido una buena jugada, pero la hostilidad de Austria y Prusia hicieron el enlace imposible.
Tercer pretendiente.- Carlos Luis de Borbón y Braganza, conde de Montemolín e hijo del tío de Isabel II, Carlos María Isidro (el que no había aceptado a Isabel II como sucesora del trono de España porque creía tener él un mejor derecho y nos embarcó en las guerras carlistas). Se volvió a consultar oficiosamente al oráculo internacional y, aunque Austria parecía apoyar al candidato, Francia se mostró reservada e Inglaterra se opuso frontalmente, consiguiendo que el gobierno español le prometiese que tal unión jamás tendría lugar.
Al afán casamentero de la reina madre se sumaron Francia e Inglaterra, que presentaron cada una un pretendiente:
Cuarto pretendiente (apadrinado por Francia).- Francesco di Paola delle due Sicille, Conde de Trápani y hermano de la reina María Cristina (es decir, tío de la joven reina, de haberse formalizado el matrimonio, su madre sería también su cuñada y sus hijos serían nietos y sobrinos de su madre y primos carnales suyos … ¡me pierdo!).
Quinto pretendiente (apadrinado por Inglaterra).- El príncipe Leopoldo de Sajonia-Coburgo, cuarto de los hijos de Fernando de Sajonia-Coburgo y Gotha.
Sexto y séptimo pretendientes, en candidatura doble, los dos hijos del infante don Francisco de Paula de Borbón (hermano del Fernando VII) y Doña Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias (hermana de la reina Maria Cristina) y, por tanto, primos carnales dobles de Isabel II. Ambos con ducados: duque de Cádiz (don Francisco de Asís de Borbón) y duque de Sevilla (don Enrique de Borbón). En este caso Inglaterra apoyaba al de Sevilla y Francia al de Cádiz.
Solo puede haber un elegido y vaya lío familiar que se organiza
La reina Isabel II se casó con su primo doble don Francisco de Asís de Borbón, duque de Cádiz, que acabó siendo rey consorte de España por decreto de su augusta esposa, como veíamos hace unos años en este mismo blog.
Los hijos de la pareja acabaron siendo primos segundos de sus padres y sobrinos segundos de sus abuelos; además los contrayentes se convirtieron en sobrinos políticos de sus propios padres … o algo así.
Y sin olvidar que las recién casadas, que a la vez eran primas políticas se convirtieron en consuegras cuando se casaron sus hijos. Un auténtico culebrón.
Consentimiento de las Cortes y dispensa del Papa
El 28 de agosto de 1846 –la reina todavía tenía 15 años- se comunica oficialmente la intención de contraer matrimonio. Esta comunicación se publica en la Gaceta de Madrid:
“Doña Isabel II, por la gracia de Dios y la Constitución de la monarquía española, Reina de las Espñas, a todos los que las presentes vieren y entendieren, sabed: Que habiendo determinado contraer matrimonio con nuestro primo el Infante D. Francisco de Asís María, a fin de que tenga el debido cumplimiento lo dispuesto en el artículo 47 de la Constitución, hemos venido, en uso de nuestra Real prerrogativa, oído el parecer de nuestro Consejo de Ministros, en convocar, como por la presente convocamos, las Cortes del reino para el día 14 de septiembre próximo venidero”
Gaceta de Madrid de 29 de agosto de 1846
Las Cortes se reunieron y debatieron sobre ambos matrimonios. El contenido de todas las sesiones está recogido en seis números 4384 a 4389 de la Gaceta de Madrid de los días 15, 16, 17, 18, 19 y 20 de septiembre. El debate fue acalorado –sobre todo en el Senado- y concluyó con “la unánime sanción (…) de la importante cuestión del matrimonio de S.M. la Reina Doña Isabel y de S.A. la Srma. Sra. Infanta Doña Luisa Fernanda. El voto acorde de 114 Senadores dio feliz término al debate sobre la conveniencia de unos enlaces que, por las altas prendas y particulares circunstancias de los príncipes elegidos, han de hacer, con la felicidad de las augustas Princesas, la ventura de la España constitucional” (Gaceta nº 4389 de 20 de septiembre de 1846).
La Gaceta nº 4386 de 17 de septiembre publicaba un comentario sobre la dispensa concedida por Pío IX para contraer matrimonio:
«Sabemos que su Santidad ha concedido ya las dispensas para el matrimonio acordado entre S. M. la Reina y su augusto primo, y de la Infanta Doña Luisa Fernanda con el Duque de Montpensier.
Los despachos estarán en Madrid en toda la presente semana«.
Gaceta de Madrid de 17 de septiembre de 1846
Programa para una boda doble
Muchas actividades tuvieron lugar los días siguientes a la sanción de las Cámaras, cada una de ellas daría para una futura entrada, hoy esbozaremos un esquema de programa:
25 de septiembre. Audiencia al conde de Bresson, Embajador de Francia, que solicita la mano de la Infanta Luisa Fernanda para el duque de Montpensier (la mano se la solicitan a la reina, Isabel II.
6 de octubre.- Llegada de los duques de Montpensier y Aumale (¿se acuerdan de él? fue uno de los candidatos a la mano de Isabel II) al Palacio Real para saludar a S.S. M.M. y A.A.. Ambos se alojaron en la Embajada de Francia.
10 de octubre.- Ceremonia de matrimonio, a las 21:00 horas.
11 de octubre.- Velaciones. Traslado a la Iglesia de Nuestra Señora de Atocha con una brillantísima comitiva.
12 a 20 de octubre.- “Se celebraron grandes y variados festejos y ceremonias, besamanos [y] funciones regias (…) iluminaciones, solemne misa y Te Deum (…) funciones reales de todos de corte en la Plaza Mayor, con caballeros de plaza (…) excursión a San Ildefonso, baile en Palacio (…)”
Casi un mes festejó Madrid la boda de su reina y de rebote la de su hermana. Me vienen a la memoria unas frases del romance “La tierra de Alvargonzález” de Machado:
“Muy ricas las bodas fueron/y quien las vio las recuerda;/sonadas las tornabodas ….” De aquellos enlaces nos han quedado muchas noticias escritas y gráficas, pero la perspectiva histórica nos muestra que ni fueron felices , ni comieron perdices. Novias niñas, matrimonios acordados por intereses políticos … un cóctel poco apetecible.
Fuentes del texto: Gaceta de Madrid y el libro “Las Bodas Reales en España” de Jerónimo Becker (1900), digitalizado por la Biblioteca Digital Hispánica.
Fuente de la imagen destacada: Biblioteca Digital Hispánica.
1 comentario
Muy interesante y acongojante pobres de los poderosos y siento infinita pena del pueblo ……