El libro de esta semana, Código de Etiqueta y Distinción Social (1930), escrito por el Duque de Camposol es un tratado de buenas maneras dividido en tres partes: educación personal, vida en sociedad y actos y ceremonias sociales. He abierto el libro aleatoriamente, página 113, tarjetas de visita, y de ello hablaré aquí.
Las tarjetas de visita y su lenguaje siempre me recuerdan a la primera vez que vi una bandeja de plata con unas cuantas, todas dobladas por las esquinas, lo que me pareció horrible, porque siempre me gustan las hojas lisas, impolutas (jamás he doblado el pico de una página en un libro y, si presto uno, siempre me aseguro de dejar suficientes marcadores a lo largo del volumen para que al lector no se le ocurra doblar la página). Era en los 70 del siglo pasado, fuimos de vista a la casa de alguien que había fallecido y vi allí todas aquellas tarjetas con los picos doblados, no pude resistir la tentación y los alisé; mi madre me propinó el cachete de ordenanza y me repitió aquello de «no se toca nada» añadiendo «¿no ves que son para dar el pésame?».
Para ser sincera nunca he utilizado los dobleces de las tarjetas como lenguaje, he preferido escribir cartas o llamar por teléfono, pero aún se utiliza y en los años 30 del siglo pasado era algo bastante habitual, tan habitual que el autor explica cómo hacerlo sin incluir un solo dibujo (hoy en día hasta pondríamos un enlace a un video tutorial), lo cual requiere que el lector esté también habituado a hacer esa composición.
Bajo el título Las tarjetas de visita – Su empleo y su significado, el autor -para quien la tarjeta es algo imprescindible en las relaciones sociales- hace la siguiente reflexión: «Ese trozo de cartulina en que va impreso nuestro nombre habla por nosotros y sirve para ligarnos con lazos de amistad a la persona que en ella ve los títulos que ponemos a su disposición y el domicilio que la ofrecemos incondicionalmente«.
Las tarjetas de visita se utilizaban en el trato social entre particulares para:
- Cumplimentar a una persona
- Anunciar la presencia del titular de la tarjeta en una casa
- Manifestar el sentimiento del titular por una desgracia acontecida
- Manifestar el interés por una enfermedad
- Anunciar un acto social
- Excusarse
- Cerrar el compromiso de honor de un desafío
Para indicar cada una de esas manifestaciones se realizaba un doblez en la cartulina y, según el ángulo en el que se practicaba, adquiría su significado como podemos ver en la siguiente presentación:
El lenguaje de las tarjetas es mucho más amplio, aquí solo he mencionado las que aparecen descritas en el libro de referencia. Si por casualidad encuentro más formas de expresar sentimientos a través de las tarjetas en alguno de los libros que figuran en mi anaquel, no dudaré en compartirlo con vosotros.
Ilustraciones de elaboración propia a partir de la descripción que se facilita en el libro: «Código de Etiqueta y Distinción Social»