María de las Mercedes ha fallecido el día 26, han expuesto su cadáver el 27, solo resta el entierro. Como reina de España su destino es el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, no irá a la cripta (como las reinas madres de reyes) si no a la capilla; aunque ese no será el lugar de descanso definitivo, ya que en el año 2000 los restos de la reina volverán a Madrid para descansar definitivamente en la catedral de la Almudena.
Un entierro real requiere de la organización de un cortejo fúnebre para acompañar el traslado de los restos al cementerio donde descansarán. Si hacemos caso a la canción infantil que venimos usando en los posts anteriores, vemos que el acompañamiento era un poco escaso:
«cuatro duques la llevaban
por las calles de Madrid«
Así que tendremos que buscar en dos medios coetáneos: la Gaceta de Madrid y La Ilustración Española y Americana
«Cuatro duques la llevaban»: un cortejo para una reina
Cuatro duques parece, cuando menos, un cortejo un poco escaso para llevar el féretro de una reina, por lo que habrá que echar mano de los medios citados e informarnos de qué fue lo que allí paso.
La Gaceta de Madrid del día 27, en la que se anunciaba la muerte de la reina y se daban los detalles del luto oficial también incluía disposiciones relativas al cortejo fúnebre que acompañaría a la reina fallecida en la mañana del día 28.
Previo al levantamiento del cadáver, a las 06.30 horas, se ofició una misa rezada en la que estuvieron presentes las siguientes corporaciones:
- Gobierno
- Cuerpo diplomático extranjero.
- Comisiones de Congreso y Senado.
- Capitanes Generales del Ejército y la Armada.
- Directores de Armas.
- Capitán General de Castilla la Nueva.
- Generales en servicio activo.
- Comisiones del: Tribunal Supremo, Consejo Supremo de Guerra y Marina, Tribunal de Cuentas y Audiencia de Madrid.
- Otras corporaciones del Estado.
- Gobernador civil y Diputación provincial de Madrid.
- Ayuntamiento de Madrid.
El cortejo -de luto riguroso- que acompañó el féretro conteniendo los restos de la reina hasta la estación del Norte, desde donde saldría en tren rumbo a El Escorial, seguiría-según detalla la Gaceta- este orden:
- Piquete de caballería.
- Clarines y timbales de las Reales Caballerizas.
- Personal de las Reales Caballerizas.
- Caballos de respeto (aquellos que según la canción ya no quieren pasear, porque se ha muerto Mercedes y luto quieren llevar) y de los que dice La Ilustración Española y Americana del día 30 de junio: «cubiertos de ricas sillas y reposteros de gasa negra«.
- Estandarte de la Hermandad Real.
- Cruz de la Real Capilla.
- Furrier.
- Capellanes de altar, músicos y cantores.
- Capellanes de Honor
- Gentiles-hombres de Casa y Boca.
- Mayordomos de semana.
- Gentiles-hombres de Cámara.
- Batidores.
- Correo de las Reales Caballerizas.
- Coche conteniendo el féretro y que llevaba a ambos lados: Gentiles hombres de Casa y Boca con hachas, Caballeros de Campo, la Autoridad Militar correspondiente, un Jefe de Escolta y cuatro Monteros de Cámara. De este carruaje dice la Ilustración del día 30 de junio: «era severo y triste -tirado por- ocho magníficos caballos negros con arreos y penachos de luto«.
- Cerrando el cortejo: Jefe, Patriarca y Notario, la escolta y la fuerza de caballería oportuna.
Como vemos, algo más de los cuatro duques que refiere la canción infantil. Pero tal vez la letra de la canción, fruto del saber popular, tenga su explicación. Según leemos en La Ilustración Española y Americana el «aparato del entierro» no contó de la «pompa de la ceremonia oficial» a la que el pueblo de Madrid estaba acostumbrado. Los ciudadanos del Madrid de 1878 encontraron «relativamente pobre» el de la Reina Mercedes, echando de menos «carruajes y corporaciones» que componían los cortejos de antaño, cuando el viaje a El Escorial duraba casi dos días. Esa ausencia la justifica La Ilustración a reglón seguido, hablando de un medio de transporte moderno -el ferrocarril- que se inauguró como transporte fúnebre con esta reina.
«Por las calles de Madrid»: recorrido del cortejo fúnebre
La reina se despide y es despedida por el pueblo de Madrid, para ello el protocolo sale a la calle y ayuda a configurar un cortejo solemne, donde cada cual ocupa su lugar. El público, los súbditos, se irá apostando a lo largo del recorrido, son espectadores de ese despliegue protocolario y ceremonial y a la vez partícipes ya que muestran su duelo por el triste acontecimiento. Este público mantenía un «silencio respetuoso e imponente» y ante el paso del féretro «se descubría, enviando el último saludo a la Reina muerta«, según refleja un comentario incluido en las páginas de La Ilustración Española y Americana del día 30 de Junio.
Las calles por las que transita el cortejo también aparecen detalladas en la Gaceta:
- Plaza de Armas.
- Arco de la Armería.
- Calle de Bailén.
- Paseo de San Vicente.
- Estación del Norte.
En la estación del Norte espera el Gobierno para recibir el cadáver. El Ministro de Gracia y Justicia lo acompañará hasta El Escorial para entregar el cadáver a los monjes, presenciar el enterramiento y levantar acta del mismo. De lo que pasó en el Escorial daremos cuenta en otro post que dejaremos para más adelante.
Fuentes: La Ilustración Española y Americana, y la Gaceta de Madrid, ambas citadas en el texto; y la versión Soto de Cameros de la canción.
Plano de Madrid (1886) Biblioteca Digital de la Comunidad de Madrid
1 comentario
Pingback: “Cuatro duques la llevaban, por las calles de Madrid”. @MariaPSC - Protocol Bloggers Point