Hoy hace exactamente 140 años -a las 11:00 de la mañana- se casaban Alfonso XII y María de las Mercedes. No, no les voy a hablar de la ceremonia (lo dejo para otro año, que se me agotan los temas) les voy a hablar de dos carteles. El primero recogía el programa completo de los festejos que tendrían lugar en Madrid con motivo de la boda (un programa en el que el protocolo está muy presente) y el segundo los precios de ida y vuelta en tren para quienes quisieran asistir a tan magno acontecimiento.
El programa de festejos de una boda real
Este programa de festejos es el típico cartel que el Ayuntamiento colocaría en los lugares de gran concurrencia de público, en una pared, una puerta, una farola, etc. En un lugar visible para que los ciudadanos supieran qué iba a pasar en Madrid los próximos días con motivo de la boda real. Es interesante porque recoge el evento principal y todas las otras actividades que se programaron durante los cinco días que duró la boda, señalando además, quien corría con los gastos de cada una de ellas.
23 de enero de 1878: el día D, diana
El 23 de enero –día D– fue miércoles, la hora H eran las 11:00 a.m. Pero desde las 08:00 a.m. los madrileños estarían despiertos, una diana, a cargo de los músicos de la guarnición, los sacaría de sus casas, recordándoles que un gran acontecimiento estaba a punto de ocurrir.
Como hemos señalado, a las 11:00 a.m. se casaba el rey, en la Iglesia de Nuestra Señora de Atocha. El programa recoge con precisión el itinerario de ida de los novios y el de vuelta, como recién casados, para que quien quisiera verlos en directo, pudiera apostarse en una de las calles por las que pasarían las comitivas.
Otra oportunidad de ver a los recién casados sería a las 14:00 horas en la plaza de Oriente, donde asistirían a un desfile en su honor.
El Ayuntamiento corrió con los gastos del primer día de fiestas, que incluían funciones en los teatros e iluminación especial de las calles (la cual se repetía todas las noches de los festejos).
24 de enero de 1878: paseo en globo y fuegos artificiales
En el segundo día de boda había un acto religioso -esta vez en San Isidro– y una recepción en el Palacio Real.
Pero sin duda las actividades que podrían contemplar los madrileños serían la ascensión del globo de Mr. Godard -que paga la Diputación Provincial- y los fuegos artificiales que costeaba el Ayuntamiento.
25 de enero de 1878: toros y teatros
El viernes 25 de enero de 1878 los reyes salen de Palacio para visitar a las comparsas de provincias en el Prado y a mediodía a los toros.
El Ayuntamiento pagaba distintas funciones de tarde y noche en los teatros de la ciudad y el gobierno hacía lo propio a las 20:00 horas en el Teatro Real.
26 de enero de 1878: toros y concierto
El Ayuntamiento pagaba la corrida de toros a las 12:00 p.m. y a las 15:30 la Diputación corría con el concierto en el Teatro Príncipe Alfonso. Los ciudadanos podrían ver a los reyes por la noche, ya que saldrían a ver las iluminaciones de la ciudad.
27 de enero de 1878: fin de fiesta con caballos y serenata
El fin de fiesta tenía lugar el domingo día 27 de enero. Para ese día había previstas carreras de caballos y una función en el Teatro Real.
Por la noche retreta y serenata.
Tras cinco días de celebración la ciudad volvería a recuperar la normalidad el día 28, lunes. Los ciudadanos de vuelta a sus casas, a esperar el próximo acontecimiento que les hiciera salir a la calle.
Venir en tren a Madrid para la boda ¿salía a cuenta?
Como les decía al principio había un segundo cartel relacionado con los festejos de la boda real. Era un cartel que se colgaría en las estaciones para que los ciudadanos de toda España pudieran asistir a la boda, las compañías de ferrocarril anunciaban descuentos en el precio de los billetes.
Los más caros: 405 reales ida y vuelta desde Cádiz, o 381 desde Barcelona (en primera clase). Los más baratos, los que comprarían los ciudadanos que hiciesen el viaje desde Toledo -50 reales- o Tembleque -55 reales- también en primera clase.
Los dos carteles han llamado mi atención, el primero porque programa toda una serie de actividades en las que la presencia de autoridades era importante y a buen seguro dieron mucho trabajo a «los de protocolo y organización de eventos» (se llamase como se llamase la actividad en la época).
El segundo por curiosidad. ¿Quién viajaba en los trenes de finales del XIX? No podemos revisar los precios pensando en nuestro poder adquisitivo actual. A buen seguro, para la mayoría de los habitantes de la España de aquella época incluso venir en tercera sería carísimo; en plena crisis, y con una Hacienda tocada, como sabemos por el post de la semana pasada, desplazarse en ese medio de transporte no saldría tan a cuenta.
Los programas pueden encontrarlos en la Biblioteca Digital Hispánica.
Las ilustraciones en La Ilustración Española y Americana de los días: 15, 22 y 30 de enero y 8 y 15 de febrero de 1878.
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